Inside Xbox: X018, cómo presentar algo bueno de la peor manera
Hay una máxima que, por desgracia, no se aplica en la estrategia de comunicativa de muchas compañías: si no tienes algo gordo que enseñar, no hagas un evento. Por alguna razón, quizás por la intención de crear un entorno festivo y de celebración o, tal vez, por presiones de los de arriba, se siguen realizando retransmisiones sin mucho sentido. Lo que más preocupa es que las dos últimas en caer son dos marcas que parecían tenerle el pulso bastante bien medido a su audiencia. La primera fue Blizzard con su evento de Diablo en la Blizzcon, y la segunda Microsoft con su interminable X018.
Dos horas soporíferas, pese a la inaudita pasión de sus asistentes. Hay mucho que decir sobre las novedades anunciadas, hechos que marcan el futuro de MS y reafirman su estrategia actual, pero ni de lejos son suficientes para cubrir la duración total de un evento que claramente se les fue de las manos. Cambios de lugar cada dos por tres, problemas de comunicación por la euforia de la audiencia y, en general, muchísimo relleno para lo que al final dio para dos titulares: la ampliación de la oferta en el Game Pass y la adquisición de InXile y de Obsidian, la segunda en calidad de preacuerdo. No era necesario tanto disfraz.
La marca Xbox estaba firmando un magnífico 2018. La consola de los teraflops es la que mejor vende de su familia -justamente lo opuesto a lo que le ocurre a PlayStation 4-, se ha marcado un E3 super bien medido y directo, el Game Pass empieza a coger carrerilla, llegan exclusivos de peso como Forza Horizon 4 y, casi sin quererlo, se acaban de apuntar un tanto considerable con el rendimiento de Red Dead Redemption 2. No era necesario empañar todo este recorrido con un stream pasado de vueltas cuando el contenido real a presentar no era tanto. Por contrapartida Sony aquí lo ha hecho bien, evitando un PlayStation Experience con toda la pinta de haber quedado cojo. Podría haber sido un año impoluto para Phil Spencer y los suyos.
Y al final volvemos a lo mismo, a saber entender el verdadero cometido de estos eventos: vender algo nuevo, aunque sea humo. Hay que hacer, como mínimo, lo de Bethesda en su último E3, una cita que salvó el descalabro causado por Walmart con los logos de Starfield y TESO VI como colofón de despedida. Microsoft podría haber enseñado más de Gears 5, que ya viene pidiendo su primer gameplay, o haber tirado de logo con alguno de los proyectos que está cocinando. Es evidente que está gestando su remontada, y sería una manera de decir ‘os escuchamos, estamos en ello’.
Entiendo su intención honesta, y me gusta, pero si apuestan por no adelantar proyectos todavía verdes no es sano cascarse eventos de dos horas. Lo anunciado en el X018 podría haberse resumido en el repaso semanal de Larry Hryb y estaríamos haciendo lo que es de recibo: hablar solo de las cosas buenas, de lo que se anunció. Pero si disfrazas esas novedades con una cita que apunta a acoger algo más grande de lo que son, la gente se siente engañada, se enfada y se decepciona.
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