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Idas y venidas de la animación inspirada en videojuegos

Games With Gold anticipado
Por Víctor Junquera

La relación de los videojuegos con el entretenimiento televisivo, de una u otra forma, existe desde una edad muy temprana de nuestra industria. La relación del ocio electrónico con los juguetes, y por tanto, con los niños, era inevitable. Muchos hicieron negocio para transportar sus ideas a la tele sin control de juego mediante. Entre los animadores toda una firma como la del estudio Hanna Barbera quiso llevar Pac-Man a la televisión americana a principios de los ochenta. Dos años duraron las aventuras del comecocos en la empresa que dio vida a, entre otros, a Los Picapiedra.

 


Hannna Barbera tuvo su propia versión del fenómeno de recreativas

 

En los noventa proliferaron muchos ejercicios animados provenientes de todos los rincones del mundo.  Sonic tuvo el honor de ser llevado en numerosas veces al territorio de la animación. El erizo azul de Sega tuvo un impulso importante con su estreno en 1991, pero no tardarían algunos estudios de animación en lanzar sus propias aventuras y basarse, pocos años después, en los personajes de Archie Comics para firmar una serie todavía recordada entre la parroquia sónica. La tercera… un experimento musical extraño lanzado a finales de la década de los noventa. Con la voz del icónico Steve Urkel en las tres entregas, por cierto.

 

Sonic es el mejor ejemplo del cambio de videojuegos a televisión: ha tenido múltiples series a lo largo de los años muy distintas entre sí

 

Dejando de lado las versiones orientales, resulta curioso que varias generaciones hayan conocido una forma animada de sus personajes de videojuegos que lo reinventen y lo lleven, de nuevo, a la cresta de la ola de la popularidad infantil. El caso más reciente, el de Sonic Boom, que completa una tercera década animada de la creación japonesa para una nueva generación de jugadores; en junio del pasado año comenzó una nueva serie animada de Pac-Man subtitulada como 'y las aventuras fantasmales', que ya ha cristalizado en éxito y que cruza el océano para ser emitido en territorio europeo.

 

Pac-Man y las aventuras fantasmales, recientemente estrenada en nuestro país

 

No es extraño, y ni siquiera es una novedad el caso de los presentes ejemplos, que un producto de éxito y tirada entre el público infantil tenga revisiones que se adapten a los nuevos tiempos: ahí está He-Man, las Tortugas Ninja o My Little Pony, fenómeno que azota a medio mundo nerd. Lo particular es que ese esquema no sea seguido por otras series que gozan de mayor éxito en la pantalla de sus propios videojuegos y que no parecen necesitar de cuota de share para demostrar su dilatado éxito en el tiempo y el espacio. Hablo de Nintendo, concretamente de Mario.

 

El reciente anuncio de Sonic Boom, que en realidad, viendo la trayectoria animada de Sonic, no es ni mucho menos extraña

 

Desde las primeras aventuras del fontanero, dentro de las secciones de Donkey Kong en Saturday Supercade, las representaciones animadas de Nintendo han brillado por su ausencia en terreno occidental más allá de las animaciones que hizo DIC de Super Mario Bros (en tres series), Capitán N o The Legend of Zelda, englobado también dentro del mismo show de Mario. Desde entonces, no hay mascota o icono de los ochenta que esté en mejor forma que el rechoncho italiano. Sin embargo no hemos vuelto a verlo animado de ninguna forma.

 

Los locos ochenta. ¡Y qué ending!

 

Nintendo ha sabido, además, convertir a sus personajes en iconos transgeneracionales que no requieren de lavados de cara o actualizaciones para que sea disfrutado por generaciones muy distintas de jugadores. Sonic, en cambio, siendo un éxito todavía, no parece que su fama trascienda más allá de los nostálgicos y de la chavalería. El nuevo diseño francés no hace más que reforzar mi opinión. La animación y esos retornos ayudan a vender merchandise y convertir a los personajes en algo más que un polígono de videojuego… aunque acabe resultando inevitable que la amistad entre uno y otro medio haga que el río vuelva a su cauce.


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