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Hohokum, experiencias, colores y pocas guías

culebrillas y colores; todo muy loco
Por Adrián Suárez Mouriño

¿Cómo transformar un videojuego convencional en una experiencia? Quítale la explicación de sus reglas, retírale un objetivo y deja que el jugador juegue sin más. Es una propuesta curiosa y difícil de digerir cuando uno se pone con el videojuego, cuando se empieza a jugar a títulos como Hohokum. Es cierto que el videojuego es mucho más que una aventura interactiva de un héroe contra un villano y que este tipo de propuestas también tienen su cabida en este sector, pero en mi opinión tienen un problema: al no explicarle al jugador de manera clara y concisa sus propios límites al principio del título, este tiende a explorarlos y cuando los encuentra los entiende como tremendos.

 

A mí me ha pasado con Honokum; pocas cosas hay tan desagradables como explorar una zona en un título y no saber hacia dónde ir ni saber qué herramientas se tienen para avanzar. Al no conocer qué hacer o cómo seguir, se entiende que ahí hay una barrera que no se puede cruzar, se va hacia atrás y se vuelve a probar con uno u otro elemento.

 

 

El problema de muchos de estos videojuegos radica en ese punto, en ser incapaces de guiar al jugador de una manera elegante en esos tramos de limbo. Sin guía inicial, sin un camino claro y sin saber por qué hacemos lo que hacemos, es necesario que algo del videojuego te tire un cable. Maneras de hacer esto hay muchas. Gone Home, que comparado con Hohokum es un videojuego tradicional, sabe cómo sugerir sus metas y cómo guiar al jugador a través de la arquitectura de la casa y las luces. Dark Souls, que también es parco en mostrar tus metas, siempre deja un camino preparado para que lo sigas; pero Honokum decide no tener ni una guía mediante el diseño de sus escenarios ni una jugabilidad que rete a ser aprendida y que incite a avanzar.

 

Las interacciones han de tener una dirección, una meta explicitada a través de algo, Hohokum no la tiene y, de hecho, presume de ello, es parte de su encanto y yo lo reconozco. Sumergirte en un universo al que llegas sin que nadie te haya invitado y sin que el videojuego quiera que lo juegues es extraño y cautivador. Por eso, Hohokum es chulo, bonito y curioso y es bueno que nos llegue a través del Plus para que lo experimentos a gusto y para enseñar caminos que a veces el videojuego es bueno que tome; caminos sin caminos, porque siempre saben sorprender. Y lo mejor de todo es que esto arriba descrito corresponde solo al tutorial del juego; sí, uno en que no tutelan nada.


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