Hob, el gore en mundos de fantasía

En videojuegos es más habitual la coherencia que los contrastes. Sé que no son necesariamente lo contrario, pero me refiero a que si estás en un mundo infantil de fantasía, difícil será que presencies desmembramientos y vísceras salpicando la pared; en cambio, si te encuentras en una nave con las vigas oxidadas, pintadas en la pared y cadenas colgando del techo, entonces prepárate para mancharte las manos. No es algo que me parezca mal, són códigos y recursos que sirven para reforzar uno u otro discurso, pero a veces se agradecen las sorpresas.

 

Hob, y su Definitive Edition en Switch para ser exactos, es de aquellos juegos que las intentan. La primera imagen que se te muestra es la de un bosque verde abriéndose ante ti, con un simpático personaje acompañado de su amigo robot campando por la llanura. Los ciervos corren, los pájaros pían, la luz del sol se filtra entre las copas de los árboles iluminando el suelo… y de repente a alguien le amputan un brazo y empieza a desangrarse. Te lo podía parecer al principio, pero desde luego esto no es Rime.

 

 

Hay algo hermoso en ese inesperado contraste, y también algo de intencionalidad en lo de dejar de representar la naturaleza como un lugar de todo menos hostil. Hob no utiliza eso como su motor central, no le hace falta -de hecho es un juego de aventuras y puzles al estilo Zelda 2D con interesantes ideas-, pero sí que se apoya en una crudeza que no solemos encontrar ni en su género ni en su estilo artístico para captar tu atención.

 

Porque por mucho que tu cabeza haya hecho clic y asumas que aquí los órganos internos se desparraman por la hierba, el cosquilleo de estar ante algo extraño nunca termina de desaparecer. Tampoco es que Hob sea gratuito, o al menos no llega a ese punto en el que crees que hay sangre de más, pero el simple hecho de ver cómo las extremidades se despiezan ya te lo parece. No causa desagrado, más bien curiosidad y cierta adicción para ver hasta dónde se han puesto límites.

 

 

En definitiva, si no habéis podido echarle el guante en su momento sabed que ahora llega a Switch con mejoras. No es excepcionalmente largo, ni particularmente complejo, y su precio creo que se ajusta a esas características. Entre su pizca de acción, sus momentos de exploración y su mundo concebido como un gran rompecabezas, es bastante simpaticote, y además se anima a ofrecer algo que siempre suma: variedad.

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