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Hidetaka Miyazaki, antes que escritor o director, es un tipo que dibuja mapas en su mente

El placer de imaginar un nuevo territorio
Por Adrián Suárez Mouriño

Algo que me apasiona es leer entrevistas a directores de videojuegos. Ahí está la información buena, y siempre se aprende algo nuevo. El otro día caí en una que no tenía en mi radar sobre Hidetaka Miyazaki. No me contó nada que no supiera, pero sí que me gustó cómo Miyazaki explicó lo que más le gusta hacer en términos de diseño de juego: hacer mapas.

 

“Me gusta el rol de director, pero, si tuviera que hacer solo una cosa, sería hacer mapas (…). El diseño del mapa es lo que lo determina todo. Una vez que hemos decidido lo que ocurrirá en un área, creamos un mapa a modo de borrador. Una vez hemos desarrollado su estructura básica, nos dedicamos a los detalles (…). Crear mapas bien diseñados le garantiza un cierto placer al jugador. Como creador, hallo mucho placer dibujando en mi mente el mapa de un territorio. Es como un juego de diseño de juego, y me encanta.”

 

Estas declaraciones explican por qué quiso cederle a George R.R. Martin la escritura del acervo del juego. También facilita comprender los motivos de sus historias etéreas y difuminadas. Si lo pensamos, la búsqueda de pistas, de personajes no jugador, los atajos y su propia manera de hacernos reconstruir una historia, están pensados para disfrutar una y otra vez de sus escenarios, para volver a recorrerlos y para regresar sobre ellos.

 

Es decir, podemos pensar que Bloodborne, título del que él se siente especialmente orgulloso con relación al diseño de sus mapas, lo ordena todo para que el objetivo final sea montar la narración y entender su historia, pero es justamente al revés. Todo está dispuesto para disfrutar de los mapas, pues es lo primero que se diseña.

 

Personalmente, una de las veces que más gocé con sus escenarios secretos fue con el descubrimiento del Pico del Archidragón. Es un lugar oculto al que se llega tras pasar por una cárcel oscura. En ella vive El Rey sin Nombre, el hijo de Gwyn. Podemos pensar que lo importante es descubrir que allí vive su hijo, pero lo realmente placentero es que la luz del Pico del Archidragón, y la libertad de credo que allí existe, contrasta con la siniestra frialdad de la prisión. Gracias al lore de ambos sitios, y a sus fricciones, ambos sitios ganan muchísima más fuerza.

 

 

Siempre que leo este tipo de declaraciones me gusta preguntarme: ¿y qué le ha llevado a pensar así? Mi respuesta siempre es la misma: la lectura de los Libro-Juegos de Steve Jackson. Si recordáis, leímos uno en el primer ReadPlay de la historia. Esos libros te hacen tomar decisiones, caminos y rutas, y solo serás capaz de encontrar determinados objetos si dibujas un mapa en un papel y rejuegas una y otra vez la aventura. Es decir: estamos dibujando en nuestra mente el mapa de un territorio.

 

Ay, Miyazaki. Qué grande eres. 

 

Fuente de las declaraciones: knwoll


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