1. Mundogamers
  2. Noticias
  3. PC

Hearthstone, TES: Legends, Gwent, Artifact, Fable... ¿hay sitio para tantos juegos de cartas?

Un lucrativo modelo de negocio
Por Adrián Suárez Mouriño

Todo el mundo quiere sumarse al negocio de los juegos de carta digitales. Lo entiendo, es la manera más natural de integrar los micropagos en un juego. Estamos acostumbrados a ver un precio en los sobres de naipes y a pagarlos, pero claro ¿hay espacio para todos?

 

A Hearthstone, The Elder Scrolls Legends y Gwent se le suma ahora Artifact, de Valve, y también Fable Fortune. Hay que reconocer que todos estos títulos son divertidos, al menos los que están disponibles y hemos probado. Todos parecen nacer a rebufo de Magic: The Gathering, a diferencia de Gwent, buscando luego su propio lenguaje en la adaptación tecnológica de los mismos.

 

Hearthstone funciona muy bien pese a sus continuos y necesarios balanceos y rebalanceos, aunque he de reconocer que me ha acabado gustando más The Elder Scrolls Legends. De todos modos, el problema de que tantos títulos de estas características coincidan en el tiempo no reside en su calidad, sino en su modelo de negocio.

 

 

Todos estos juegos te llevan de la mano por un dulce momento inicial de introducción. Durante ese trance te dan cartas, te sientes poderoso, le ganas partidas a la máquina… pero luego toca dar el salto al online, y la cosa cambia. Jugar por internet contra otros te descubre que tu baraja tiene serios agujeros de seguridad. Cuando caes derrotado varias veces, cada título tiene su manera de asegurarte que, o compras sobres, o te será imposible ganar partidas a un buen ritmo.

 

Este factor se agrava si comparamos este género con otros de corte competitivo. Si tienes un buen equipo a tu lado, y sabes jugar más o menos bien, lo natural es que ganes varias partidas seguidas en Overwatch, pero en estos juegos necesitas ese buen equipo en forma de cartones digitales y también suerte, mucha. Si no tienes ni lo uno ni lo otro te frustrarás, entendiendo que tu única solución es comprar sobres, pero claro, esto significa sacrificar tu dinero al dios del azar y esperar que sea magnánimo contigo dándote buenas cartas, lo que no siempre ocurre.

 

 

The Elder Scrolls Legends cuenta con un sistema que te permite cambiar cartas por gemas de alma, pudiendo luego gastarlas para comprar ese naipe que necesitas, pero acabas pagando de más por obtener menos. Al jugar a Magic en formato físico sabías que aunque te tocaran cartas que no necesitabas en tu mazo luego podías cambiarlas, pero aquí ni eso, lo que significa tener que gastar y gastar para conseguir el mazo que quieres.

 

Es decir, que para ser verdaderamente competitivo y disfrutar plenamente de cada partida de estos juegos necesitamos invertir una cantidad indeterminada de dinero, además de mucha suerte. Si este problema se diera en uno solo de estos juegos no habría problema, pero claro, son ya cinco los que intentan ganarse nuestro afecto, ¿está el jugador dispuesto a pasar por todo esto en tantos títulos? He aquí el verdadero problema de este género.

 

Es por esto por lo que la gente se ha sentido decepcionada con el anuncio de Artifact por parte de Valve. Además de por la deuda que tiene la compañía con la comunidad con relación al cierre de sus trilogías, lo es por el propio modelo cerrado de adquisición de cartas de todos estos títulos, por su relación entre inversión y retorno que recibimos. En mi opinión, solo hasta que uno de estos títulos introduzca el intercambio de cartas entre jugadores, algo muy difícil por todas las trampas que se podrán hacer a través de él, se conseguirá un juego de cartas con un ecosistema sano, mantenible y capaz de ser verdaderament mejor que otros.

 

Por ahora, todos los juegos de cartas que nos llegan, siguen teniendo ese problema: no saber cuánto dinero nos tenemos que gastar en ellos para poder jugar a un auténtico nivel competitivo, algo muy frustrante y que ninguno tiene intención de cambiar.


<< Anterior Siguiente >>