¿Hay razones para comprar Mario Kart 8 Deluxe si lo tienes todo en Wii U?
Hubiese jugado mucho menos a Mario Kart 7 de no salir en Nintendo 3DS. El caramelo de poder tener una entrega de MK en tres dimensiones y poder llevarla a cualquier lado en 2011 era muy jugoso, por no decir que el formato de competiciones (tres vueltas en cada pista y solo cuatro circuitos por copa) casaba perfectamente con el concepto de juego portátil centrado en las partidas cortas.
Por otro lado está ‘el kartocho’, la entrega de la serie a la que he dedicado más horas con toda seguridad y, también, la mejor de todas. Me hice con las dos ampliaciones de contenido y volví a él con la llegada del modo espejo y los 200cc, perdiéndome de nuevo entre decenas de horas tratando de conseguir todas las estrellas y echando unas risas en compañía en las partidas online. Ahora vuelve a Nintendo Switch con los cambios justos para que, como mínimo, la pregunta de hacerme con él vuelva a estar en el aire.
Para empezar, hace el tiempo justo que lo aparqué para tener las ganas suficientes de querer retomarlo. La opción sensata es sacar la Wii U del cajón, instalarla y matar el mono. Hacerlo en partidas que conservan mis tiempos récord, mis estrellas y mis puntos en el online es un gran hándicap, por no mencionar el obvio desembolso extra que implicaría hacerme con un videojuego que, en esencia, ya tengo. La cosa sería distinta si Mario Kart 8 Deluxe no se lanzase al mismo precio que el de un juego completamente nuevo, pero así son las cosas. Así es Nintendo.
Luego están las distintas mejoras que me decantan por la compra. No hago más que oír bondades del nuevo modo batalla y, pese a que no soy un apasionado de los skins, me hace gracia manejarlos en pistas basadas en Splatoon, hasta me apetece hacerme con el Mario dorado al ser el premio final por conseguir todas las estrellas en todas las copas y en cualquier cilindrada. También me llama la atención comprobar de primera mano qué implicación tienen el nuevo turbo y la opción de reservar un objeto extra en la experiencia global, al darle un punto más de estrategia a un videojuego ya de por sí genial.
Por último, ahí está Nintendo Switch. La nueva consola híbrida (aunque para mí es sobre todo portátil) que me está pidiendo a gritos sacarle al máximo jugo a su hardware. Mario Kart 8 Deluxe viene con un salto a los 1080p y parte de un original que, pese a llegarnos en 720p, fue de lo mejor en cuanto a despliegue gráfico que recibimos en 2014. No sé qué terminaré haciendo. El precio y la imposibilidad de trasladar mi partida a Switch me tiran para atrás, pero las ganas de volver al mejor Mario Kart en su versión definitiva y portátil son palabras mayores. ¿Qué haríais vosotros?
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