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¿Hay que ser adolescente para valorar un gran videojuego?

A cada generación, lo suyo
Por Rafa del Río

Es curioso, pero todo el rollo de la que se ha montado con Final Fantasy VII y sus trucos en Playstation 4 me ha hecho estar todo el fin de semana dándole vueltas a una idea: la importancia del factor adolescencia a la hora de establecer nuestros universos-mito: Podéis llamarlo Star wars, Final Fantasy, Karate Kid, Star Trek, Desafío Total o incluso Blade Runner, con perdón de Scott, pero lo cierto es que cada generación tiene sus propias obras cumbres, y estas suelen estar relacionadas con cuándo pasó por la adolescencia dicha generación.

 

¿Cuál es tu Final Fantasy favorito? 

Con sólo esta pregunta ya puedes hacerte una idea de la edad de quien la responda y, ya puestos, de su nivel de gafapastismo. Y es que todo depende, en mayor o menor medida, de cómo entró en contacto con la saga y con qué juego, y así es fácil adivinar si su primer contacto fue con Playstation a finales de los 90, si tuvo la suerte de acceder al mercado americano con las consolas previas o si directamente empezó a jugar ya pasado el 2000 y pudo hacerse con una copia en otras plataformas. 

 

A la hora de la verdad esto es lo de menos, lo de cuál sea tu FF favorito, quiero decir. Lo importante es que un producto tiene especial fuerza si se disfruta con cierta edad en el momento de su lanzamiento. Lo ineludible es que para que un videojuego -o una película o un libro- alcance la naturaleza de 'mítico', lo suyo es que quien lo disfruta se encuentre en la adolescencia. En ese momento de la vida en la que estamos ansiosos por descubrir nuevas ideas frente a lo que en ese momento son 'topicazos y mentiras familiares y de la sociedad'.

 

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La importancia de la adolescencia

No me malinterpreteis, está claro que cuaquier que haya cumplido ya los 18 -o los 20 según el mercado americano- puede disfrutar de juegos y universos como Bioshock, The Last of Us, los nuevos Fallout o Dark Souls, pero eso es sólo una cuestión de apreciar un buen producto. Un mero reflejo del sentimiento que hace que los de mi quinta nos frotemos las barrigas ya orondas y gritemos'¡¡Épico!!' cada vez que algfuien habla de trilogía clásica de Star Wars -A New Hope, Empires Strikes Back y Return of the Jedi-, que hace que tarareemos a coro la musiquilla de Indiana Jones o que alcemos la copa de whisky cuando alguien chilla Zelda

 

Es el mismo sentimiento que hace que generaciones posteriores a la mía sienta el mismo respeto hacia Pokemon o Digimon que el que siento yo hacia Sonic o el viejo Spectrum, el mismo que hace que generaciones más jóvenes sigan comprando Assassin's Creed porque... ¡son Assassin's Creed! o que estén deseando que llegue Uncharted 4 o compraron como locos Halo 5 o flipan con cualquier nuevo episodio de la saga que para ellos es tan épica como para mí lo es Suikoden.

 

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Al final todo está inventado

Y sería interesante que todos hiciéramos un examen de conciencia antes de alzar las manos cerradas al cielo, a veces armadas con hoces y antorchas: ¿De verdad fue tan tremendamente cojonuda la primera trilogia de Star Wars? ¿Acaso no es el remake de Karate Kid un peliculón que rinde justo homenaje a la memoria de Morita? ¿Por qué tiene que ser lo más viejo mejor? O quizá, al revés ¿De verdad todo fue una mierda hasta que naciste? ¿Por qué no tratas de entender una generación que se ilusionó igual que tú con videojuegos que permitieron una evolución para llegar a las sagas que ahora te enamoran?

 

A la hora de la verdad, los videojuegos, como el cine, la música y  la literatura, dependen en gran medida de los ojos que lo miran -y los oídos que lo escuchan- para alcanzar la categoría de mítico, de épico, y de importante en conformar parte de lo que somos y de lo que ansiamos a ser. 

 

¡Nos leemos!


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