Hay demasiadas plataformas para jugar

Hay demasiadas plataformas para jugar, es un hecho. Cuando hablamos de plataformas, lo normal es que pensemos en el hardware, en esa caja única hecha para reproducir una serie de juegos únicos, pero esa definición quizá ya esté un poco anticuada, como el hecho de seguir agrupando las consolas por generaciones. Es fácil y cómodo cuando algunas siguen el mismo ciclo de fechas y calidades, pero eso hace ya tiempo que es poco más que una agrupación vaga.

A día de hoy es muy difícil contar las 'plataformas actuales' como PlayStation 4, Xbox One, Wii U, 3DS, Vita y PC. Puede que sean las plataformas mayoritarias, pero eso no quiere decir que sean todas, y de hecho, al hablar de 'PC' en muchas ocasiones se quiere decir sólo 'Windows' cuando dentro del propio 'juego para ordenadores' a día de hoy hay que hacer muchas más distinciones que 'Windows, Linux o Mac'.

Hay muchas más plataformas de las que se mencionan a diario, muchos más soportes para videojuegos de los que se cuentan que siguen teniendo unas cuantas novedades cada semana, e incluso juegos exclusivos (palabra que nos gusta mucho utilizar, en general) a los que se presta cero atención. Se oye hablar de juegos para smartphones y tablets iOS y Android, pero ¿se oye hablar tanto de cosas como Apple TV o Nvidia Shield? No, no tanto, quizá porque al compartir catálogo o sistema operativo con otros dispositivos se tienda a pensar que es lo mismo, pero no lo es.

No sólo es el videojuego lo que ha crecido con los años, sus soportes han crecido mucho también, y al final hay tantas plataformas tan diferentes (por hacer la odiosa comparativa, no es como comprarse un reproductor de DVD JVC o uno Samsung) que para esta llamada 'prensa especializada' se hace prácticamente inabarcable.

Prácticamente inabarcable y difícil de costear también, cabe decir. A raíz del anuncio del precio de Oculus Rift empecé a pensar en cómo vamos a tratarlo a partir de que por fin llegue al mercado y cómo lo vamos a gestionar, que la inversión 'porque es trabajo' no es fácil de justificar. Oculus pretende ser mucho más que un sencillo gadget y 'su análisis' no será equivalente al de, por ejemplo, un nuevo monitor. Oculus tendrá sus propios juegos, su propia lista de amigos, su propia tienda, sus propias ofertas,... Y eso, a pesar de que siga siendo dependiente de un PC, lo convierte en una nueva plataforma de juego.

Y ésta será fácilmente diferenciable por aquello de esos juegos exclusivos y de la gran barrera que supone ese nuevo y vistoso hardware, pero dentro de ese 'juego para PC' sigue habiendo que diferenciar entre sus diferentes plataformas que son más que un medio de distribución de cada compañía y que supone tener que estar atentos a varios soportes diferentes, supone tener tiendas, ofertas, listas de amigos y logros diferentes en Steam, Origin, Uplay,Battle.net, GOG, Desura, Epic Games,...

Es bueno que haya competencia, eso no lo duda nadie, pero tanta diversificación del mismo producto al final hace que sea incómodo para el usuario ('Incómodo', vaya, toda la incomodidad que puede suponer registrarse en una web más o hacer otro par de clicks más de los que tienes por costumbre), pero sobre todo lleva a que sea un medio mucho más confuso de lo que debería, y equivocarse entre tantísimas opciones ya no es algo tan obvio como un «No, señor, el Mario Minecraft no ha salido para la PSP3 de su hijo».