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Haciendo amigos: ¿Te gustan los jueguicos? Yo prefiero los videojuegos

El sector debe seguir madurando
Por Rafa del Río

Hola, me llama Rafa, tengo 39 años y soy padre, calvo y redactor de videojuegos. Trabajo en Mundogamers, donde hablo de actualidad, analizo videojuegos, busco información de futuros títulos y, sobre todo, doy esa cosa tan fea llamada 'mi opinión personal' sobre el sector, el mercado y todos los elementos propios del mundo del videojuego, sus plataformas y demás contenidos afines.

Pero eso es ahora. 

Si echo la vista atrás, llevo escribiendo más de media vida. Desde mis princpios en fancines y colaboraciones a mediados de los 90 hasta entrar finalmente en Minami a finales de milenio. Llevo hablando de Manga, Videojuegos, Literatura, Anime y demás formas de ocio desde antes de cumplir los 20. Como decía, más de media vida. Más de dos décadas. Y aunque ahora me limito a escribir un texto diario, analisis semanales y algún reportaje de vez en cuando, hubo un tiempo en el que me implicaba mucho más llevando a cabo tareas tan variadas como grafismo, correo, breves, secciones extra y, no volvería a hacerlo ni amenazado de muerte, coordinar la redacción y dirección de varios medios en papel. 

 

Os suelto el rollo para que entendáis que no acabo de llegar, y que tras más de 20 años como redactor y 35 como videojugador, me llena de felicidad ver cómo algunos rincones del sector han sabido evolucionar tratando al videojuego como obra cerrada en sí misma y objeto de entretenimiento que no es ajeno al arte y va más allá de su intencionalidad convirtiéndose en un fenómeno de la creación humana a investigar en todas sus facetas. El trabajo de estos sectores ha evolucionado muchísimo en los últimos 20 años analizando el videojuego desde sus influencias, sus mecánicas, su lenguaje propio, sus herramientas, su impacto en la sociedad y sus formas de desarrollo en un momento óptimo en el que el videojuego es mucho más que la chorrada que le pones a los niños para que estén tranquilos una tarde de lluvia.

 

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Por eso no me gustan los jueguicos

Y no me refiero sólo a la palabra en sí, sino a toda la filosofía de complicación cero que rodea a la tendencia de usar el palabro en boca y manos de supuestos profesionales del sector que parecen avergonzarse de su trabajo y afición. Como si el hecho de llamar jueguico al videojuego demostrara que ellos están por encima de esas vanalidades del entretenimiento electrónico pero que, bueno, le dedican un ratillo porque jaja, algo hay que hacer, y al fin y al cabo es un curro porque a los niños les van estas cosillas. 

 

No entiendo el uso del palabro en boca de profesionales del sector con larga trayectoria, que parece que hagan alarde del mismo para encajar en todo este esnobismo de nueva ola que pretende devolver al videojuego al cajón de la Atari 500 y las locuras de Bushnell. Y no, tampoco entiendo su uso en la lucha por la igualdad de género, como si llamando jueguico al videojuego se dinamitara el escenario lúdico del machote por excelencia cuando lo que se consigue es obviar que es un terreno afortunadamente neutro. Un escenario compartido del que muchas personas abogamos por erradicar los comportamientos machistas y mejorar para su uso sin atender al género de la persona jugadora. ¿Es una estrategia ideológica? Es posible, pero no conozco a ninguna futbolista que diga que le gusta el futbolico, y os puedo asegurar que mis amigas de boxeo no practican 'boxeico'.

 

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Infantilizando un medio que debe crecer

Soy un pejigueras y lo sé, pero costumbres como esta de llamar jueguico a los videojuegos en el perfil de un profesional del medio no hacen sino infantilizar un sector del ocio que debería haber aprendido a madurar hace ya décadas. No me vale la ironía, el sarcasmo ni el desprestigio hacia la labor propia que oculta la palabra, porque a la hora de la verdad los que sufrimos esta gracieta de nueva ola somos todos los aficionados al género, los profesionales que tratan de hacer de su trabajo algo más profundo que el A+B+C de los años 90 y los desarrolladores de unas obras en las que en ocasiones dejan retratadas sus almas. Y todo para que luego el avispado de turno se refiera a ellas como jueguicos para 'LoLazo' generalizado de los palmeros que no ven más allá.

 

Os soltaba al principio mi coñazo de trayectoria profesional para hacer hincapié, llegados a este punto, en una lucha que mantuvimos y ganamos los aficionados al manga y al anime a finales de los 90, principios de nuevo milenio. Una lucha encarnizada en la que defendimos nuestra afición como lo que era, un ocio complejo a la altura del cine, la animación francesa, el cómic y el bande dessinee. Costó la misma vida deshacernos de la etiqueta de 'pervertidos', 'dibujitos animados', 'tebeos chinos', 'porno de tentáculos' y demás lindezas, pero con el tiempo y el esfuerzo el sector evolucionó, el manganime ocupó su lugar, los eventos se popularizaron y las televisiones empezaron a apostar por más series y de mayor calidad. Nadie tuvo que referirse a su afición como 'dibujicos animados japos' ni ninguna gracia por el estilo, porque éramos conscientes de lo que queríamos y por qué. 

 

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La hipocresía del sector

El otro día nuestra amiga y compañera Kysu daba un golpe en la mesa hablando de Dean Takahashi y la movida provocada por Cheong al poner a parir a su compañero por un gameplay mal hecho de Cuphead durante la pasada Gamescom 2017. Dejando a un lado los nervios o la escasa capacidad del autor del vídeo, lo que quedaba claro es que está feo que nos echemos mierda entre los medios, y que Cheong no había estado afinado cuando la propia publicación ya había puesto la nota de humor en la escasa capacidad de Takahashi como jugador de plataformas en un evento en el que había más temas por cubrir.

 

Una movida tonta con unas magníficas reflexiones de Kysu que se hicieron eco del sentir generalizado del sector profesional, pero que no deja de demostrar la hipocresía de una prensa especializada -en muchos casos en manos de monstruosas corporaciones con intereses muy concretos- que en ocasiones no se toma en serio a sí misma. Una prensa especializada a la que no le importa pasar por encima de desarrolladores, plataformas, usuarios y quien se ponga por delante cuando saben que alimentando ciertas calderas se consigue más que haciendo bien un trabajo de apoyo al mundo del videojuego. Un trabajo que opte por alcanzar la madurez que, como decía al princpio, ya hacen algunos profesionales del medio, algunos de ellos muy jóvenes pero con muchísima calidad y ganas de revolucionar el concepto.

 

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Seamos coherentes con lo que queremos

Me llamo Rafa, tengo 39 años y me apasionan los videojuegos. No soy un maestro profundizando en temas que compañeros como Adrian o Dayo saben tratar mucho mejor desde el academicismo más intelectual, pero sí tengo claro que el videojuego debe madurar y mostrar más facetas de las que ya podemos disfrutar gracias a la evolución de sus contenidos. La evolución de unas obras que hace unos años -os juro que es cierto el tópico de 'parece que fuera ayer'- se limitaban a ser unos cuadrados dándole a una pelotita y a día de hoy nos hablan de la esquizofrenia, el maltrato, el autismo y la tolerancia con el colectivo LTGB+ a la vez que siguen ofreciendo contenidos menos profundos en estos aspectos pero que no por ello deben ser mirados por encima del hombro. 

 

El videojuego es entrentenimiento, es arte, es ocio, y sobre todo es una demostración de hasta donde puede llegar la mente humana cuando se dedica a la creación. Una creación libre que no debe ser coaccionada bajo ninguna bandera y a la que tratando de forma despectiva estamos condenando al cajón de lo ridículo, de lo infantil y de lo que debe extinguirse. Haced caso al viejo: no hay motivo para avergonzarse de vuestros gustos, sean los que sean, pero si os avergüenzan, es cosa vuestra: no nos hagáis a los demás cargar con vuestros complejos.

 

¡Nos leemos! 


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