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Hacen falta medidores de pudor

Para videojuegos que simulan sociedades
Por Adrián Suárez Mouriño

Los juegos de rol necesitan un medidor de pudor. Ya hay bastantes títulos en los que cometer un crimen está penado; te puede perseguir la poli del lugar, el tendero al que le has birlado algo te destroza con su rayo de la muerte o quizás hasta acabes en la cárcel. Pero yo voto por introducir una policía social, un decoro que sea variable y propio de cada villa en la que entres. Son muchas las veces que vemos a nuestro personaje dando saltos en plena ciudad, desnudo, dando botes como una pelota de goma o entrando con el caballo hasta la cocina. Entramos en casas ajenas, intentamos mantener una conversación con todo el que se nos cruza por delante y el contenido de cualquier saco lo consideramos nuestro.

 

No tendríamos que poder hacer eso, más en un videojuego en el que te presentan una ciudad muy detallada que intenta ser real, pero claro, tampoco puedes eliminar de golpe parte de la jugabilidad del título, con eso que tanto odiamos todos que es que te obliguen a andar cuando tu personaje siempre pudo correr. Aquí entra la propuesta del medidor de decoro, mucho más interesante a priori que cualquier medidor de karma.

 

 

Este funcionaría así: cada vez que haces algo impropio del lugar, el medidor crece y en consecuencia, la gente de la calle, ese montón de actores sin guión, te miran de manera distinta, te apartan la vista, se mueven a otra acera y hasta se niegan a dirigirte la palabra; claro que entonces se te abrirían las puertas a poder hablar con los desheredados de la ciudad. ¿Y cómo mejorar tu decoro? Fácil, comprando buena ropa, resolviendo misiones por la comunidad y aprendiendo las maneras de hablar y de comportarse de cada localidad.

 

Con este medidor de decoro se conseguirían muchas cosas: darle más protagonismo a esos pollos sin cabeza que son los ciudadanos, entregarle coherencia a las villas, a comprar ropa y complementos y hasta que estúpidas misiones secundarias de matar bichos por matar o recolectar cosas porque sí dejaran de serlo, porque precisamente los trabajos a la comunidad pecan de ser sosos, aburridos y repetitivos. De hecho, el mejor medidos de decoro sería aquel que ni necesita aparecer representado el el HUD, simplemente, dibujado en los rostros de los pueblerinos y en sus comentarios; ahora ya no unos random sino jueces del buen comportamiento. Medidor de pudor, voy corriendo a patentarlo.


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