GTA San Andreas continúa siendo un mundo abierto imbatible 15 años después
El GTA más completo

Pensar en GTA San Andreas es pensar en una parte importante de la vida de muchos, sobre todo si os pilló siendo muy jóvenes, como fue mi caso. Aunque la nostalgia es una mala consejera, es imposible no pensar en esta entrega como la más importante de la historia de la saga. Con ella comenzó el verdadero gran reinado de Rockstar en los mundos abiertos, con la sensación de que son imparables y de que cada nuevo título arrasa con cualquier otro tímido intento de la competencia. Estas tres ciudades cambiaron el rumbo de los videojuegos y del género conocido hasta entonces.
Los años no pasan en balde y GTA San Andreas es uno de esos títulos difíciles de degustar actualmente. Su motor gráfico desfasado, su sistema de control arcaico y el desarrollo de algunas misiones han pasado una factura evidente, pero todo hay que tomarlo con perspectiva. En su contexto, esta entrega evolucionó y revolucionó los mundos abiertos de una manera jamás vista en años posteriores. Ni siquiera entregas siguientes de la saga como GTA IV o GTA V han conseguido, ni de lejos, establecer un salto tan enorme como el que supuso este título.
En la época hablábamos de un mundo abierto enorme, con tres ciudades diferenciadas, un protagonista que evolucionaba y justificaba su recorrido por todo el territorio y unos sistemas de progresión y mejora que iban mucho más allá de lo planteado en el género. CJ, el protagonista, era diferente en cada partida. No era un avatar puesto que contaba con su propia personalidad e historia, pero su físico y desempeño dependía enteramente de nosotros. Si comíamos mucho engordaba, si comíamos poco adelgazaba, si íbamos al gimnasio conseguía músculo... además de ofrecer una cantidad de tiendas de ropa y de personalización estética con peluquerías o tiendas de tatuajes jamás vistas en los videojuegos. Esto, además, se unía a un sistema de mejora que después otros copiarían (sin tanta puntería, todo sea dicho) en el que nuestras acciones también dependían en gran medida del las características de CJ. Si querías más resistencia para que el personaje pudiera correr durante más tiempo tenías que ejercitarlo y hacerlo cuantas más veces mejor, al igual que el desempeño con las armas y otras características básicas. Como en la vida real, CJ hacía mejor las cosas que más repetía, aquellas a las que estaba más acostumbrado.
Junto a esto encontrábamos una enorme cantidad de contenidos, principales y secundarios, con una historia que supo trasladar mejor que ningún otro videojuego (también incluyo obras posteriores) los bajos fondos de Los Ángeles (Los Santos, en este caso), con unos pandilleros que consiguen prosperar poco a poco e ir variando su rumbo profesional por todo San Andreas, hasta que el jugador regresa al barrio en un giro de los acontecimientos que todavía muchos recordamos con admiración, pasión y asombro.
GTA IV también aportó mucho al realizar el salto a una nueva generación y al establecer el teléfono móvil como guía y motor de las relaciones sociales; GTA V se impuso con la capacidad de generar tres personajes protagonistas independientes que pudiesen convivir a la vez de forma magistral en un mismo mundo abierto, pero ninguno supo dar un salto tan vertiginioso como el de GTA San Andreas. De hecho, quince años después Rockstar sigue sin haber hecho un videojuego que vuelva a reunir todas las increíbles características que hacían de esta obra una pieza para el recuerdo. Ojalá esa nueva entrega que muchos intuimos que ya se está cociendo vuelva a cambiarlo todo en los mundos abiertos. Si tengo que apostar por alguien para que suceda, desde luego, va a ser por los creadores de esa joya que a muchos nos tuvo durante años recorriendo las calles, bosques y montañas de Los Santos, San Fierro y Las Venturas.



Que además tiene la mejor banda sonora de la historia de la franquicia, dicho sea de paso.