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Grilletes generacionales del ordenador frente a la consola

Una reflexión sobre la potencia
Por Toni Piedrabuena

El debate existe desde hace varios meses con la next gen, y es que muchos usuarios, con sus diferentes razones, piensan que esa nueva frontera nos llega de forma forzada y temprana. Ante eso, vale la pena darse un paseo por las orillas del ordenador para ver las bondades técnicas de los compatibles, que juegan una división (o varias) por encima de PlayStation 3, Xbox 360 y WiiU y la existencia de las ya citadas máquinas maniatan un sistema que podría dar mucho más de sí. ¿Por qué el jugador de PC necesita una nueva generación? Para que las desarrolladoras se quiten los grilletes y hagan piezas en consola técnicamente capaces de mover lo que mueve una computadora o superarla.

 

Al final, comprobando algunas de las últimas experiencias jugables de éxito, por ejemplo, Skyrim o Dishonored, ¿qué podría haber sido sin la existencia de sus versiones en consola? ¿Y si sus creadores no se hubiesen visto atados a una versión que les iba a dar de comer como la doméstica? ¿Qué habría sido de ellos sin el mass market? Aquí no hay buenos ni malos: sin ese público que compra en consolas, por supuesto, esa élite del ordenador no habría ni soñado con obras tan magnas como la de Bethesda o Arkane. Al final, todo es más simple de lo que parece: son mercados que se necesitan mutuamente para sobrevivir y salir adelante, pero duele ver lo desaprovechado que están las computadoras, que ahora mismo se ríen de lo que mueven las creaciones de Microsoft, Sony y Nintendo.

 

Me ha dado por los Total War de Creative Assembly y analizando la beta que se mostró hace unos meses del Rome II, el nuevo juego que se lanzará de la franquicia a lo largo del presente año, reconozco que me he quedado fuera de juego. La nueva generación no trata de mejores gráficos, que también, trata de generar y dar la potencia suficiente para generar y pensar los miles de cálculos que hace a la vez juegos como el presente Rome II. Os seré franco: me parece una auténtica tontería pensar que el futuro generacional de las consolas se basará en mejores explosiones y experiencias gráficas mejores a las que tenemos hoy en día; ese nuevo capítulo generacional, igual que la presente, traerá muchas cosas, y la más importante será el permiso para los desarrolladores para hacer cosas que en en la presente ya se antojan impensables.

 

 

De hecho, es curioso ver un título en la actualidad como es Rome II: se antojan pocos videojuegos que se piensen y se desarrollen de forma exclusiva para el PC y sacarle todo el rendimiento posible. Si existe una franquicia que se nos antoja impensable jugar en alguna plataforma elejada del sistema, una de ellas sería Total War. Su concepción, creación y desarrollo no se comprende fuera de allí, y es un juego que es tan representativo como lo es un teclado o un ratón. ¿Cuántos juegos pueden decir lo mismo y gozar de ese éxito? Pocos.

 

Eso sí, volviendo al tema generacional, vaticinar que los grilletes desaparecerán mágicamente con el estreno de PlayStation 4 y Xbox 720 es casi ciencia ficción: a los 'peceros' les quedan muchos meses saboreando ese acero impidiendo trabajar como gustaría a desarrolladores. Queda todavía mucho tiempo hasta que la nueva generación se asiente, y desarrollar obras faraónicas para consolas que no tienen una base de usuarios lo suficientemente establecida para generar beneficios de obras tecnologicamente superiores. Hablamos, por tanto, económicamente por encima de las posibilidades actuales, es decir, inabarcables hasta que se asiente unas máquinas que ni siquiera están anunciadas. Paciencia.

 

Me pongo en la piel de un tipo que se ha gastado un pastizal en un equipo potente y ver el rendimiento que puede sacar, en muchos casos por debajo de lo que podría tirar, y entiendo, hasta cierto punto las cosas que se dicen de las consolas. Por obvio que parezca, esa nueva generación va a abrir nuevas puertas para que sus máquinas ejecuten cosas dignas de la potencia que atesoran. Las consolas abren el camino a una nueva generación en ordenadores, y sin el trabajo de ambos ninguna evoluciona. Una paradoja curiosa.


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