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Great Edo Blacksmith, katanas y muchachas

¿Qué hacer si te queda solo un año de vida?
Por Adrián Suárez Mouriño

Mira que me gusta lo japonés, mucho, pero a veces se les va la pinza con propuestas que suenan raras, mucho, sobre el papel. Por supuesto, hablo de NIS, que ya nos tienen acostumbrados a traernos productos curiosos; buenos, pero curiosos. Danganronpa 2 es particular, pero más lo es Great Edo Blacksmith, ¿y por qué?

 

El videojuego nos habla de un buen herrero que, un día, descubre que le queda nada más que un año de vida, ¿y qué decide hacer él? ¿Poner en orden sus asuntos? ¿Buscar una cura? No, eso sería hasta lógico, lo que él decide hacer es reunir todo el dinero que pueda, hacer espadas y pillar cacho. Con esa mezcla Great Edo Blacksmith propone una mezcla entre juego hentai y gestión. Rápidamente la mente viaja hasta aquellos True Love, solo que cambiando el instituto por una ambientación samurai y feudal.

 

 

Y por supuesto, por un arte mucho mejor, que la Vita se merece más mimos que los que se le da a un juego hentai. Llevamos una temporada en la que lo picantón está llamando a las puertas de las consolas. Desde Senran Kagura Burst, a este o los Onechanbara, videojuegos que superan la simples sugerencias de una Eva de Metal Gear Solid 3 o las subidas de tono de Suda 51, y no, no voy a criticarlo; el día que critique yo el porno o el hentai me sentiré bastante hipócrita, la verdad, pero sí que me voy a carcajear de las premisas de estas propuestas.

 

Al respecto, diría que la de este Great Edo Blacksmith se lleva la palma: Voy a morir en un año, voy a tirarme a todo lo que se mueva, pero mentiría si pienso en las tontas excusas que se buscan para que a una chica se le vean las bragas o se le rompa la ropa. El mismo Danganronpa 2 del que hablaba arriba tiene incluso a una chica oficial para que se caiga siempre en posturas sugerentes, con ilustración dedicada.

 

En los videojuegos, o se plantea el sexo de manera absolutamente tonta, irreal y con esa inocencia perturbadora de vaya, ¿eso es un pene?, o bien yéndose hasta la seriedad casi aséptica del Mass Effect, en la que se entiende como una moneda de cambio tras superar una serie de condiciones del título.

 

Es difícil plantear un sexo adulto en el videojuego, aún es muy crío el medio en este sentido, así se entienden sus usuarios; por lo que el videojuego siempre lo entrega con humor pornográfico o con un exceso de seriedad; el día que consigan mezclar ambos conceptos, quitándole hierro y distancia, tendremos interesantes escenas sexuales; pero claro, pobres nuestros niños. Por ahora contentémonos con este herrero que decide que si tiene que morir, lo hará con las botas puestas.


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