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Grand Theft Auto V: ángeles en un mundo humano

Lo nuevo de Rockstar, el perfecto `loquesea´-simulator
Por Rafa del Río

Ayer, tras una espera de casi una hora entre que abría el juego, lo metía en mi Playstation 4 y esperaba mil años a que el puñetero se instalara en la consola, puse al fin mis zarpas sobre el nuevo y flamante Grand Theft Auto V para next-gen. 

 

Un gran salto

Lo primero que quiero dejar claro es que no estoy analizando el juego. Os hablo de mi experiencia como seguidor tanto de GTA como del punto de vista subjetivo de Fallout, así que esto NO es un análisis, no voy a puntuarlo -entre nosotros, el 10 de Dishonored o Bayonetta 2 se quedaría muy corto- y no voy a venderos nada. Dicho esto:

 

Oh, tíos...

Fue empezar el juego, darle al panel tactil para cambiar al modo primera persona y, de repente, todo cambió. Grand Theft Auto V pasó de ser un GTA a ser lo que Call of Duty siempre ha soñado ser. Seguía siendo GTA V: Las mismas caras, los mismo personajes, las mismas coberturas, las mismas mecánicas... Pero todo ello remozado gráficamente y con un punto de vista tan diferente que la jugabilidad cambia varios enteros, como si te enfrentaras a un nuevo título. ¿Los tiroteos en el banco? Una flipada mucho más atractiva y ágil. ¿La conducción? Endablada. Voy a tener que practicar el giro de cámara y la velocidad, pero es mucho más patente, más sólida, como si de pronto Bethesda hubiera decidido sacar un Fallout en tiempo actual, o como si los tipos de DICE hubieran logrado al fin cumplir todos sus sueños

 

 

Entonces seguí jugando: un entierro, una entrevista con el psiquiatra, una carrera que nos demuestra de qué va a ir todo esto y a la que, siendo pejigueras, no le habría venido mal un par de fps más... Como digo, la jugabilidad cambia, más difícil para algunas cosas, más sencillas para otras. Pero entonces la carrera termina, vas a casa de Franklin, el juego se para en el papel de un chico de barrio que busca qué hacer con su vida, y de golpe y porrazo descubres que la ciudad está a tus pies

 

Ángeles en un mundo humano

¿Sabéis esa vieja peli de El Cielo Sobre Berlín? ¿City of Angels? ¿La serie Supernatural? Bueno, si hay algo que las tres tienen en común es que, llegado un momento, un ángel llega al mundo humano y, de repente, es capaz de sentir las cosas tal y como las sentimos los humanos. Estos ángeles se dedican a mirarlo todo con atención, a tocar las cosas, a probar la comida, se sorprenden de un simple estornudo y disfrutan de un copazo de whisky y, tal vez, de algo de cariño.

 

Ayer yo me sentí como un ángel en un mundo de humanos: Mis primeras horas en Los Santos, una vez cumplidas las misiones de la intro y cuando el juego me dejó ser yo mismo, las dediqué a pasear, a contemplar el mundo con otros ojos, a hacerme autofotos con los chicos y chicas del barrio y a comer, beber y emborracharme hasta caer al suelo, disfrutando del magnífico efecto que el alcohol tiene sobre la vista en primera persona y los altavoces de mi equipo de audio.

 

 

Recorrí la casa de Franklin como si nunca hubiera visto una habitación del gueto en una serie de la NBC, paseé por el barrio, deslumbrado por los faros de los coches, birlé un cuatro latas y disfruté mirando por la ventanilla mientras conducía, cambié varias veces de emisora, bajé del coche y miré a la cara de las personas con las que me cruzaba, sin dejar de observar la calle: Un tipo en un balcón, un cartel de 'se alquila', un gato sobre un cubo de basura, las estrellas, la sombra de unos banderines en el lavadero de coches... 

 

Cuatro horas estuve vagando sin rumbo antes de conectarme a internet y visitar la locura de páginas que los chicos de Rockstar han creado para su particular cyber espacio. Pegué unos tiros en la galería, encargué un zeppelin y me dí un paseo por las alturas antes de que la policía me persiguiera con sus helicópteros. Salté al canal -sin paracaidas, suerte que había bastante agua-, buceé para esquivar los tiros del francotirador de la pasma, robé un coche, lo pinté, huí de la policía -sin saber cómo, me encontré con medio millón de dólares en la cuenta- y entonces decidí volver a casa de Franklin, me cambié de ropa, me acosté y dejé de jugar.

No veo la hora de volverlo a encender. 

 

 

El perfecto whatever-simulator.

Lo que han hecho los tipos de Rockstar con este giro de tuerca a Grand Theft Auto V y su flamante modo en primera persona es muy gordo. Es muy gordo porque, junto al fantástico juego, a los tres personajes tan diferentes, a la gran ciudad y el mayor condado de Blaine con todas sus pijaditas, coleccionables, actividades y demás cosas, han lanzado al mercado lo que podríamos llamar el perfecto loquesea-simulator: un juego tan completo y tan puñeteramente realista que invita a algo tan simple como pasear y mirar el mundo a tu alrededor.

 

¿Quieres un Grass Simulator? Date un paseo por el parque. ¿Quieres un Flight Simulator? Ahí tienes el aeropuerto. Conducir, pasear, ver el sol moverse en el cielo, los fenómenos atmosféricos, las chicas, gatos que pasean por las calles al caer la noche, los chicos, el tráfico, los pajaritos, un perro que ladra en la esquina, tal vezs sea el tuyo...

 

Sé que os sonará caótico, y puede que lo este siendo, pero ayer tuve una epifanía. Ayer ví cómo es un juego next gen.

Y me ha gustado.

 

¡Nos leemos! 


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