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God of War 2 debe saber mantener la tensión entre personajes y el humor de su precuela

Lo que lo hace grande
Por Rafa del Río

God of War se ha convertido, para muchos, en su juego favorito de PS4. Tras la 'filtración' de God of War 2 en el april's fools day y con muchos aficionados pidiendo una secuela, queda claro que Sony no va a dejar pasar la oportunidad. De cara a la next gen volveremos a tener a Kratos adornando la fachada de la Fnac, mínimo en PS5.

 

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Lo que hace grande a God of War

Por fin he podido dedicarle tiempo y mimo a God of War. Todavía me queda mucho para acercarme al final, es lo que tiene ser un pejigueras que necesita examinarlo todo antes de continuar la misión. Acercándome al final de Alfheim ya puedo decir que hay muchas cosas en las que estoy de acuerdo y otras en las que no acerca de su desmedido éxito. Como juego, God of War es un buen juego, sólido, potente y carismático. El sistema de combate no es nada del otro mundo, por muy bien que se sienta, y tiene esos pecados clásicos de los juegos de PS4 y de una Sony obsesionada con el esquema tradicional de coleccionables, puzles y partes de objetos que tan bien lleva funcioonando desde la primera Playstation.

 

God of War es tremendamente gamey, mucho más de lo que esperaba. Su propuesta de masacotes hormonados que recuerda a las siglas GoW de otra compañía funciona sin aspavientos, pero más allá de algún enemigo puntual, no son sus mecánicas ni su jugabilidad lo que hacen grande a este regreso del Kratos midgardiano a los terrenos de caza de Odin. Lejos de eso, lo que hace que God of War merezca el éxito obtenido es todo lo que en Sony saben hacer muy bien y que se encuentra en el metajuego de sus títulos: Una buena historia que se hace buena en los diálogos, en las situaciones y en los momentos que sorprenden y cortan por lo sano con el ritmo de juego para poner por delante el argumento de la aventura y cómo ésta está siendo contada. 

 

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Lo que le pido a God of War 2

 A God of War 2 no le pido cuervos verdes volando en círculos, cofres imposibles con su apertura condicionada a un puzle ni coleccionables vendibles dispersados por el mundo sujetos a cifra y cantidad con los que conseguir un logro. Ojo, he llegado al punto de conseguir que no me molesten aunque me parece que sobran en lo que realmente propone la franquicia. Lo que sí le pido a God of War 2 es el mismo mimo y cuidado que ha puesto Sony Santa Mónica al tratar las relaciones entre personajes en esta 'primera' entrega. Una relación sujeta a diálogos que casi parecen sacados de la Marvel más Joss Whedon, pero que funcionan con ese toque de humor en el que tanto destaca Naughty Dog y del que parece haberse contagiado Cory Barlog.

 

God of War se ubica sin dificultad dentro de los exclusivos de PS4 entre Uncharted, Horizon Zero Dawn y The Last of Us. Es imposible no sentar paralelismos entre Kratos y Joel, Atreus y Ellie. Paralelismos buenos, que nos hablan de una forma de contar historias, de explicar relaciones, en las que el dios griego y su hijo demuestran una mayor sensibilidad, una sensación de vacío que se ven forzados a intentar llenar con su mutua compañía. 

 

Necesito que God of War 2 sea consciente de lo que ha hecho bien en 2018 y repita éxito en 2022, 2023 o cuando llegue. Bien por los combates de masacotes, las voces huecas y la cámara al hombro, pero eso no es suficiente para conquistar al público. Me da igual quién sea el próximo protagonista ni en qué época se desarrolle su historia. Lo único que quiero es que Cory Barlog vuelva a desplegar su magia y consiga sorprenderme a cada paso mientras me cuenta una historia apoyándose en todas las herramientas que hacen de este medio algo tan interesante. 

 

¡Nos leemos!


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