1. Mundogamers
  2. Noticias
  3. PS4

Genshin Impact no se parece a Breath of the Wild ni en el blanco de los ojos

No nos vengamos arriba
Por Adrián Suárez Mouriño

Cuanto más juego a Breath of the Wild más que cuesta entender que se diga que se parece a Genshin Impact, y viceversa. En lo único que se parecen es en algunas acciones de su protagonista y en esa pátina blanquecina, como un sueño, que lo recorre todo. No se parecen en su alma ni tampoco en su cuerpo.

 

Genshin Impact va de numeritos. Hay un indicador de nivel tras el que corres como un burro persigue incansable una zanahoria. Sus combates no son flexibles, ni tampoco sus dinámicas. Es incluso más rígido que el de Final Fantasy XV. No viajas por el mundo movido por la recompensa del descubrimiento, por saber qué hay en lo más alto de ese pico o por descubrir lo bien que se ve el cielo desde ahí arriba. En Genshin Impact viajas movido por el numerito, por la moneda de juego, por la tirada que puedes hacer en el gacha.

 

 

Breath of the Wild se preocupa tan poco por las 'cosas' que te las rompe en la cara; ¿cómo, que te gusta ese arma? Pues se ha roto, amigo. Le preocupa tan poco premiar con algo al jugador que, cuando llega a lo más alto de una colina, le da una caca, y de las que hay 800 por todo el juego. Es un videojuego que se ríe del premio, del objeto y de la recompensa.

 

No hay mazmorras, hay puzzles que quieren ser una experiencia tan libre que se puede resolver de distintas formas. Y lo mismo ocurre con los enemigos. Breath of the Wild es la hora del recreo; pero Genshin Impact son las ocho horas de clase. ¿Y por qué? Porque en este título analizas cómo ser más eficiente, planeas cuándo puedes echar tus horitas para chinofarmear... Y cuanto más lo haces, menos importa esa montaña, ese pueblo, ese personaje... Tanto es así que no se habla de los personajes por su personalidad, sino por su utilidad, por su husbandismo o waifismo.

 

Esto no es una crítica. Genshin Impact es lo que es, a su modo y manera, pero no es Breath of the Wild, ni se le parece. Y la forma de comprobarlo es tan sencilla cómo analizarte a ti mismo cuando acabas de echar una partidita a uno y a otro. Al terminar la jornada con Genshin Impact, tu cabeza se convierte en una tabla de excel, en columnas que ordenan el tiempo, los porcentajes y la recompensa. Cuando dejas de jugar a Breath of the Wild solo piensas: ha sido bonita esa puesta de sol.


<< Anterior Siguiente >>