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GamerGate debe morir para alcanzar sus objetivos

El acoso no se detiene; el odio sólo aumenta
Por Dayo

Anita Sarkeesian iba a dar hoy una charla en la Universidad del Estado de Utah, pero el evento se ha cancelado tras un correo amenazando a los organizadores con un tiroteo. Debido a la ley estadounidense no se puede inspeccionar a la gente en busca de armas de modo que, para evitar el riesgo, Sarkeesian ha decidido cancelar su aparición. Del mismo modo hace unos días Brianna Wu, desarrolladora de videojuegos, recibió amenazas con Twitter diciendo que la matarían y violarían en su casa, de la cual ha huido para curarse en salud. Lo triste de la situación es que estos dos casos de amenazas no son los primeros en ocurrir. De hecho en las últimas semanas ha habido varias noticias sobre amenazas de violación, palizas, asesinatos y demás. Casi se ha convertido en una desagradable rutina.

 

Inevitablemente, todos los dedos apuntan a GamerGate.

 

Si en sus inicios el movimiento ya era visto con malos ojos y había empezado de forma brusca y desagradable, estos últimos días ha empeorado todavía más, si es que eso era posible. Llevo siguiendo GamerGate desde que nació y me gusta pensar que la mayoría silenciosa que lo forma se opone a cualquier forma de acoso, agresión o similar, pero el aumento del acoso desde su creación es la correlación perfecta para que la prensa clame causalidad e, irónicamente, caiga en el mismo error en que cayó el movimiento cuando empezó a juntar puntos de forma exagerada en busca de corrupción.

 

“Esto no tiene que ver con GamerGate”. No, tiene que ver con el abuso inadmisible hacia dos mujeres por atreverse a tener una opinión, pero dadas las circunstancias es inevitable que la gente relacione este hecho con el infame hashtag. De hecho, en su entrevista sobre el acoso a Brianna la MSNBC, una de las cadenas más populares de los Estados Unidos, ha saltado a la conclusión de que hay una relación directa. Este es un indicador de en qué se ha convertido este debate, de hasta qué punto hemos llegado, de la toxicidad absoluta que lo rodea todo, a todos.

 

.El ¿mérito? del abuso


 

 

GamerGate no es un movimiento unificado. Eso significa que hay quienes sólo están ahí por atacar, acosar y arruinar vidas, pero también hay gente que lo apoya desde el diálogo, que cree en acabar con la corrupción del periodismo de videojuegos y sólo quiere entablar un debate sobre la ética periodística. GamerGate no empezó en base al odio, pero sí hubo gente llena de odio dentro de GamerGate desde el principio. Algunos quieren arruinar las carreras de los periodistas, expulsar a los desarrolladores del medio y acabar con cualquiera que se les oponga; esa es también una verdad innegable. No entiendo a esa gente. No entiendo por qué tanto odio ni tampoco qué esperan conseguir a través de sus acciones. De hecho tengo la impresión de que consiguen lo contrario.

 

“Aquello que no te mata te hace más fuerte”, dicen los positivos que se olvidan de que aquello que no mata también engorda. Brianna Wu ahora mismo es una figura que tiene la atención de toda la comunidad. No recordaba su existencia y ni siquiera sabía que estaba desarrollando un videojuego hasta que supe que la habían amenazado. De hecho su videojuego parece malo hasta para los estándares de una producción amateur, pero ahora es una defensora de las mujeres, una víctima del acoso con valor para hablar y una autora que ha aparecido en la televisión estadounidense. De no haberla amenazado ahora mismo sería una absoluta desconocida para cientos de miles, millones de personas. Precisamente eso es lo que ocurrió con Anita Sarkeesian, que ocupa una posición de honor gracias a todo el debate que ha armado a su alrededor y a todo el acoso que ha soportado desde el inicio de Tropes vs. Women in Videogames.

 

No soy de los que piensen que esta sea una operación de bandera falsa, que se hayan autodoxxeado o estén utilizando un muñeco de trapo (una cuenta falsa manejada por ellas mismas) para inventarse estos acosos. Me creo que haya alguien tan desquiciado como para entrar en una escuela y coser a tiros a Sarkeesian. Y esa misma persona le ha dado fuerzas a quien quería destruir. Desde el principio GamerGate ha sido una guerra sobre la manipulación y el control de la información; si amenazas a alguien del lado establecido como la víctima, lo único que consigues es que esa misma persona salga con todavía más apoyos y que el movimiento que tú apoyas, si es que realmente lo apoyas y no eres sólo un psicópata que actúa por su cuenta, salga peor parado. Hace unos días Rab Florence, responsable del doritogate, escribió un artículo dirigido hacia los miembros de GamerGate diciendo que “la mierda no cae en internet. Va hacia la mujer más cercana”. Del mismo modo, cuando una mujer no está siendo acosada, todo lo malo que ocurre se achaca a GamerGate. Ahora de pronto vivimos en un mundo de fantasía donde sólo hay un grupo terrorista y un señor del mal. Todo lo malo de los videojuegos surge de GamerGate. Hace tres años, cuando Anonymous empezó a actuar apuntando a páginas oficiales y apoyando movimientos como Occupy Wall Street, ocurrió algo parecido: pasara lo que pasare en internet, si era hackeo, la culpa era de Anonymous aunque en realidad no lo fuera.

 

Si los acosos vienen de parte de alguien que apoya el movimiento entonces esa gente está haciendo lo contrario a un favor. Pero si no es así y simplemente el mundo es un lugar horrible, como siempre ha sido y siempre será, entonces GamerGate se está llevando mucha mierda a causa de nada. Y precisamente por eso debe terminar.

 

.Un nuevo amanecer


 

 

En el ya citado artículo, Rab Florence decía que “a veces, cuando el barril está sucio, tienes que alejarte del barril”. Se refería a cómo GamerGate era un movimiento con una fama terrible e invitaba a la gente a irse para así no dar fuerza a los que acosaran realmente a los demás. Quizá esa sea la solución. Nadie está dispuesto a escuchar lo que tiene que decir el otro. Eso lleva ocurriendo desde el principio de toda esta catástrofe, pero ahora las olas de acoso desde ambas partes, los insultos, la censura y demás crimentales han hecho que la única solución sea la destrucción de uno de los dos bandos. Boogie2988 habla sobre cómo lo que busca la gente es dar cierre a todo, una resolución, pero veo improbable que esto ocurra porque el debate se ha radicalizado.

 

Y si alguien tiene que caer, prefiero que caiga GamerGate.

 

GamerGate lleva existiendo desde hace años. Ya existía cuando Colin Moriarty, de IGN, hizo un vídeo insultando a todo el que se había quejado por el final de Mass Effect 3. Ya existía cuando, en los años 90, Amiga Power hablaba sobre los análisis comprados y los eventos de PR diseñados para enamorar a los periodistas y hacer que puntuasen por lo alto. GamerGate es sólo un nombre; la gente seguirá haciéndose las mismas preguntas si desaparece el hashtag. Pero cuando Mattie Brice decidió abandonar la escritura sobre videojuegos, perdimos a una periodista freelance, igual que ocurrió con Jenn Frank. Perdimos a gente con buenas intenciones que sólo quería hacer el mejor trabajo posible.

 

GamerGate es una pelea que ha llegado demasiado lejos en ambas partes. Todos han atacado, todos han perdido algo, todos han sido acosados. Hay gente pro-GamerGate que ha mostrado correos amenazándoles con desprenderles de sus trabajos; de hecho el creador del hashtag NotYourShield fue despedido por su afiliación. Boogie2988 hizo un blog hablando sobre cómo la situación de GamerGate le estaba afectando psicológicamente y su apoyo hacia el movimiento le había cerrado puertas. Lo único que hemos sacado de GamerGate ha sido odio, un odio que no debería existir. La prensa nació y existe para servir al público, no para atacarlo, ignorarlo y acusarle de acosar a alguien. El público debería tener una buena relación con la prensa, que está compuesta por gente con ganas de informar y mostrar a sus lectores lo que está ocurriendo. GamerGate ha supuesto una horrible ruptura, el estallido de una olla a presión que había llegado a su límite.

 

Y mientras tanto tenemos a los acosadores reales, la gente que amenaza con tiroteos y hace doxxing a aquellos que no coinciden con sus ideas o cometen el crimen de nacer mujeres, campando a sus anchas. La prensa señala a GamerGate por las acciones de esta minoría y el movimiento, en lugar de luchar por resolver el problema, responde con nuevas acusaciones y más cinismo.

 

GamerGate no sirve. Unas semanas después de su nacimiento Rami Ismail abrió el hashtag GameEthics en un intento por facilitar el debate por una vía civilizada y así evitar que el movimiento se convirtiera en lo que es ahora. Si apoyas GamerGate sé que no eres un acosador. Sé que no eres mala persona. Sé que no eres un friki asocial misógino que odia todo lo que es bueno. Sé que hay mucha gente contra GamerGate cuya actitud es irracional, que da la sensación de que la perspectiva del hashtag siempre está equivocada y que te puedes sentir frustrado. Sé que tienes la baraja en tu contra y que a tus intentos de encontrar respuestas lo único que consigues son insultos y desprecio. Pero hay otras vías para hablar. Es casi imposible que la opinión de la prensa cambie. Los gestos educados o de buena voluntad se verán como algo fingido y la gente va a llamar más la atención sobre todos los actos de odio que haya, porque habrá más. Pero si GamerGate desaparece y sólo quedan esos actos de odio, podremos unirnos para combatir. “Es preocupante lo fácil que es culpar a los miembros sin rostro de GamerGate por los problemas de las mujeres en la industria en vez de fijarse en los problemas estructurales”, tuiteó ayer Erik Kain. “Antes de GamerGate los desarrolladores, publishers y medios seguían contratando a menos mujeres de las que contrataban hombres. Hay muchos aspectos problemáticos en el hasthag de GamerGate (¡por supuesto!), pero el auténtico problema femenino de los videojuegos va más allá”.

 

Yo apoyo la inclusión. La apoyaba antes de GamerGate. Hay mucha gente afiliada que la apoya. Pero si se sigue adelante sólo va a empeorar la situación. Y ya ha empeorado mucho. Hay mucha gente que siente asco y rabia y quizás abandonando el movimiento no se obtenga esa resolución de la que habla Boogie2988, pero dudo mucho que acabe ocurriendo si sigue adelante. La única solución que veo es empezar de nuevo: abandonar GamerGate, señalar todas esas fuentes de odio y acabar con ellas. Reconstruir los puentes quemados. Ganarse la confianza los unos de los otros. Hay muchos periodistas que quieren hablar sobre la ética del medio y mucha gente dispuesta a ayudar a que haya más inclusión, pero GamerGate no es el vehículo para hacerlo: es un avión en llamas.


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