Fuera del césped, el fútbol virtual es demasiado artificial

Si hay algo que amo tanto como el videojuego es el fútbol. Si hay algo que me enamora de tan noble deporte es coger mi bufanda, mi bandera y lanzarme cuando puedo al estadio los domingos por la tarde para gozar de la mayor de mis aficiones. El ambiente de fraternidad con tus compañeros de grada, el inconfundible olor de la hierba recién regada y esa especie de magia al pasar por el torno para buscar localización y disponerte, una hora antes, a ver calentar a tus jugadores y prepararte para cantar el himno de tu escuadra a pleno pulmón.

 

Los que disfrutamos del fútbol sabemos que eso es maravilloso, y que no hay ni una manera de sustituir esa experiencia, y más si el campo es el de tus colores. Por ello, cuando juego a FIFA o Pro Evolution Soccer no dejo de pensar en lo frío y poco creíble que resultan los estadios, las hinchadas y toda la liturgia que supone la mera actividad que se respira en un campo de fútbol con cada partido: recoge pelotas, operadores, cuartos árbitros y banquillos en ebullición con cada jugada o elemento polémico perpetrado por el árbitro.

 

Ese aspecto debería cuidarse en la nueva generación, y por lo que conocemos de primera mano, en FIFA 14 de One no tendremos nada de eso, y el público seguirá siendo una especie de reunión de hermanos y hermanas gemelas que no parecen vivir el deporte rey. De hecho, os invito a la reflexión, ¿os habéis parado a analizar qué ocurre en un campo de fútbol de FIFA o Pro Evolution Soccer? Es sencillamente lamentable, tribuneros rancios que no parecen inmutarse siquiera para comer pipas, alimento vital de todo espectáculo deportivo.

 

 

Esos modelos humanos no viven, no se inmutan, no cantan, no hacen prácticamente nada más que buscar la pelota con la vista y hacer el paripé en los lanzamientos de penaltis. Ni siquiera bufandas o pancartas que puedan tener un mínimo de credibilidad: aunque hace mucho de las pancartas míticas de los primeros Pro Evolution Soccer y sus 'jugador de ensueño' o 'gol milagroso', la realidad es que la tecnología ha aumentado mucho y que ese campo está prácticamente abandonado, tanto o más como el trato de las voces en FIFA, otro asunto que merece ser tratado una vez salga el juego al mercado.

 

Las celebraciones, por ejemplo, son de escándalo. EA hizo un esfuerzo por disponer de varierdad y posibilidades con las nuevas celebraciones de los últimos FIFA, pero siguen sin ser creíbles, y menos cuando la cámara se acerca y ves sus caras, que tienen cara de todo menos de haber anotado un gol. Me resulta frustrante que con la tecnología que tenemos y los años que han pasado, todavía nadie me emocione tanto con una celebración como lo hacía SNK en el pasado con la olvidada pero maravillosa saga Super Sidekicks. Eso era epicismo y sentimiento, lo que tenemos ahora es auténtica artifiacilidad al servicio del usuario. Hay que darle una vuelta.

 

¿Se puede apostar por entornos realistas y creíbles o existen problemas técnicos que impiden a los desarrolladores centrarse en elementos secundarios sin descuidar la parte meramente jugable y, por supuesto, más importante? No parece que sea un tema que preocupe en exceso a otros jugadores, no conozco a nadie que se rasgue las vestiduras por no ver a recoge pelotas detrás de las vallas publicitarias, pero estoy convencido de que factores que aporten un poco de salsa al juego y credibilidad más allá de las absurdas cantidades de confeti y las (malditas) vuvuzelas del juego del Mundial 2010 de EA.

 

 

De hecho, en año de Mundial y a pocos mes de disfrutar en Brasil de nuevo del mejor fútbol intercontinental, ¿no sería un buen momento para comenzar a practicar con las sedes oficiales intentando aclimatarlas a un entorno más real dentro de nuestro deporte? No sería tan arriesgado como en un FIFA normal, ya que hay muchos menos estadios, y podría convertirse en un buen punto para prepararse de cara al futuro de FIFA en ese campo. Ojalá se pongan las pilas con ese campo y tengamos, al fin, una experiencia creíble controlable desde el sofá con nuestro pad favorito.

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