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Francia vota una reforma fiscal que beneficia a las desarrolladoras

La pérdida en un videojuego
Por Álex Pareja

Francia ya era en 2009 el tercer mercado europeo de desarrollo de videojuegos, pero en los últimos cinco años la industria ha perdido el 50% de los puestos de trabajo en sus empresas debido a la crisis, lo que ha provocado una huída de cerebros hacia Canadá y EEUU. Para el estado francés esto supone una crisis alarmante, puesto que la facturación anual de desarrolladoras francesas ronda los 3000 millones de Euros anuales, por ello el gobierno ha votado una reforma fiscal que beneficie a las empresas. 

 

Si antes los costes de desarrollo no eran tributables hasta pasados los 36 meses, ahora no lo serán hasta alcanzar los 72 meses de trabajo. Si los videojuegos con pegi superior a 18 anteriormente se encontraban excluidos de deducciones, a partir de ahora se beneficiarán de ellos como cualquier otro título de pegi inferior. También se beneficiarán de ello los proyectos que alcancen una cifra superior a 100.000€, cuando antes había que alcanzar 150.000. 

 

Esto se ha dado gracias a una conciencia del gobierno francés del potencial de la industria del videojuego, en empresas como Ubisoft o Quantic Dream, como generador de empleo, capital y creatividad. Mientras tanto en España los estudios de desarrollo lo tienen más crudo. En marzo del 2009, en La Comisión de Cultura del Congreso, se votó una enmienda para reconocer a los videojuegos como industria de carácter cultural, de manera que las empresas dedicadas al desarrollo pudieran beneficiarse de las ayudas a promoción, financiación e internalización como ya hacían otras, como el cine, la música o las artes plásticas.

 

Oficinas de Arkane en Lyon, uno de los dos focos franceses de desarrollo de videojuegos, junto con Paris.

 

Más recientemente, en abril de 2013, el PSOE puso sobre la mesa en el Congreso una propuesta no de Ley para impulsar la actividad de desarrollo de videojuegos en España, todavía sin resolución. Sin duda son medidas que buscan la consolidación de la industria, todavía en crecimiento, en nuestro país. El problema es que ninguna es lo suficientemente sostenible como para solucionar el mayor problema de las desarrolladoras españolas medianas y pequeñas: los impuestos y la obtención de capital para llevar a cabo los proyectos

 

En España hay ayudas de financiación e internalización, derivadas del Plan Avanza del Ministerio de Industria o de las ayudas a las industrias culturales, pero teniendo en cuenta que los presupuestos generales destinados a cultura se han reducido desde 2009, con 1.226’16 millones de €, a 2013 con 721’71 millones de €, se puede decir que de mucha ayuda no son. Solo el 44% de las empresas dedicadas a videojuegos han recibido algún tipo de ayuda o subvención, local, autonómica o estatal

 

La falta de ayuda en internalización, unida a la ausencia de editores que financien los proyectos, obliga a las desarrolladoras a buscar apoyo de capital fuera del país, lo que genera que los beneficios y las cabezas creativas vayan a parar al extranjero. Por ello se da la ironía de que por ejemplo varios títulos de Virtual Toys se vendan como franceses, a pesar de que sean productos “made in” Torrejón de Ardoz, porque de donde viene la inversión es a donde van los beneficios, el talento y el renombre, algo que los franceses parecen haber comprendido hace ya tiempo.


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