Forza Motorsport 7 y el secreto de Xbox One X
Hace un par de días el Big Bro Rafa nos contaba qué tal ha sido su experiencia con Forza Motorsport 7, su demo en Xbox One. Yo estaba recelosa al leer sus impresiones. Después de todo, jamás en mi vida había probado un solo Forza, siempre fui más de Gran Turismo, no tengo muy claro por qué. Por eso me preguntaba: ¿puede un simulador de este estilo transmitir tanto? Hoy puedo responder con un tajante sí. Sobre todo si lleva como aliada a una bestia como Xbox One X. Sí, he tenido la oportunidad de probar la demo del nuevo Forza en la próxima consola de Microsoft y debo decir que me ha sorprendido gratamente.
Nunca fui una buscadora de los mejores gráficos. A la hora de elegir consola, siempre lo he hecho por lo que puede ofrecerme a nivel de catálogo. Por ello elegí Wii U antes de PlayStation 4, aunque ahora posea las dos. Siempre me ha bastado con un PC a la hora de buscar potencia en la plataforma que uso para jugar. No obstante, una llega a plantearse las cosas después de haber estado a los mandos de algo como Xbox One X.
Forza Motorsport 7 es la más perfecta simulación en un juego de carreras. He podido comparar cómo luce en Xbox One y cómo se ve en X y, aunque en ambas es una pasada, la nueva criatura de los de Redmond no tiene comparación. Juegos como este Forza deben jugarse en Xbox One X, si es que queréis hallaros con la experiencia definitiva.
Muchos ya sabéis que mi experiencia con Xbox es bastante escasa. Nunca he tenido en casa una consola de la familia de Microsoft. Se me hace un poco raro estar hablando así. Me siento como si me hubieran pagado para hacer publicidad barata de esta consola. Pero lo cierto es que no, que lo estoy haciendo de gratis. Nunca aprenderé. Es así: me ha sorprendido tanto lo que he visto que ahora no puedo no hablar de ello.
Con la demo de Forza Motorsport 7, no sólo he podido disfrutar de la variedad que tres circuitos pueden ofrecer. También me he sorprendido a mí misma contemplando la lluvia y disfrutando de lo real que puede parecer una tormenta en Nürburgring y del sonido de cada gota de agua enfrentándose a la velocidad de un Nissan NISMO GT-R LM. Pero también lo he gozado mucho en Dubai, al volante del Porsche 911 GT2 RS, que protagoniza la portada del juego. Aquí he experimentado la emoción que supone recorrer el paso de la montaña Jebel Hafeet, he visto la arena y hasta, a gran velocidad, he podido disfrutar de cada partícula que la compone.
Y creo que ahí he descubierto el secreto de Xbox One X. Estamos ante una bestia, sí; algo capaz de mostrarnos lo más grande, pero que a la vez nos invita a fijarnos en los pequeños detalles. Y poder fijarte en los granos de arena, o incluso en el confeti, mientras compites a toda velocidad es un lujazo. Combinar de esa manera las más grandes emociones con esos pequeños detalles, y poder conseguir que el jugador, ahora con grandes dotes de espectador, disfrute de ambos aspectos es el objetivo que toda consola, en busca de la potencia, debe marcarse.
Me queda preguntarme, claro está, si Xbox One X transmitirá esta idea en todo juego del que disponga para aprovechar la tecnología 4K o si esto será más bien mérito propio y único de Forza Motorsport 7. De algo no me cabe ninguna duda: Ambos, juego y consola, combinan a la perfección.
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