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Final Fantasy XV y sus grandes ciudades

Para comprar y recorrer pero ¿con alma?
Por Adrián Suárez Mouriño

Final Fantasy XV se está llenando de buenas ideas y mejores decisiones. Su mundo nos lleva gustando desde su presentación, la decisión de presentar una beta para experimentarlo de primera  mano también. Ahora sabemos que el modo de combate será adaptable al jugador, buscando alterar sus ritmos en función de nuestros nervios, y que las ciudades serán grandes y que tendrán motivos de sobra para ser recorridas.

 

Final Fantasy XV tendrá ciudades grandes, esconderá personajes con los que hablar en ellas y tendrá tiendas para que hagamos nuestras compras. Es interesante que se mencione la presencia de personas con las que conversar y que nos apetecerá hacerlo, porque ¿lo que tiene que ser una ciudad en un mundo abierto es grande? No, no es una cuestión de tamaño. Si pensamos en The Witcher 3, recorrer cada uno de los pequeños pueblos que componen su mundo es un placer, ¿y por qué? Por la existencia siempre de un pequeño detalle de folclore propio que solo pertenece a esa localización, de alma.

 

 

Cuando llegamos a uno de ellos con nuestro fiel Sardinilla se inicia una intrigante exploración: ¿qué les preocupa a estos pueblerinos? ¿Podré enterarme si visito el bar, quizás mejor le pregunto al armero? Se genera una tensión fabulosa que nos lleva a recorrer de hito en hito el lugar. No es una cuestión de tamaño, es cuestión de la existencia de una mano misteriosa y mística que tire de nosotros y que haga de recorrer un lugar algo fascinante, incluso sin darnos cuenta de por qué lo es.

 

El mayor riesgo que corre una ciudad con tiendas y nada más es la de convertirse en un menú de selección incómodo. Si recordáis Final Fantasy VIII, en el último CD, no se nos permitía entrar en las ciudades, a cambio se podía acceder a un menú de compras para adquirir lo que necesitáramos de cada localización, horrible, pero práctico porque poco más había para hacer en esas zonas a no ser que quisieras enfrentarte jugando a las cartas a un rival concreto. Una ciudad de actual generación tiene que saber ser algo más que eso.

 

Así que sí, las ciudades de Final Fantasy XV serán grandes, tanto que sus diseñadores se pierdan en ellas, y eso está bien, pero tiene que trabajar en que eso no corra en su contra. En esas ciudades tienen que ocurrir cosas, tienen que producirse misiones ligeras que nos involucren, esas urbes han de contarnos cosas, tienen que ser capaces de narrarnos una situación, un lugar y unas gentes; si no, solo serán incómodos menús de selección torpes. Ya que Final Fantasy XV es un guiño al rol occidental, que lo siga siendo sin ningún temor, y que mire la obra de CD Projekt. Por fortuna, sí se ha mencionado que nos encontraremos por ahí a gente con la que hablar y que serán encuentros que merecerán la pena.


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