Final fantasy XV o cómo hacer las cosas bien

Ya está aquí, ya llegó: Square Enix se ha puesto las pilas y ha acompañado el anuncio de la fecha de lanzamiento de su esperadísimo Final Fantasy XV con un tráiler espectacular, el anuncio de una serie de animación relacionada y, para los más impacientes, una espectacular demo hermosa, con un buen puñado de cosas que explorar y, como debe ser: gratis. 

 

 

Final Fantasy Boy

No soy lo que se dice el mayor fan de Final Fantasy. Me pasa como a todos: adoro los capítulos con los que conocí la saga, digo que los primeros son los mejores aunque creo que sólo he jugado al III y odio a los que vinieron dspués porque ya no era un adolescente y me daban vergüencita esos looks de Mujeres Hombre y Viceversa. Oh, y me gusta mucho Final Fantasy IX porque es bonito, recupera el sentir de la saga y te pega unas patadas a la patata que ya querría Moffat en sus sueños más locos. 

 

Dicho esto, Final Fantasy XV lleva, desde su anuncio, en el punto ciego de mi balanza personal del me lo compro. Por un lado sus escenarios y su original planteamiento a lo road movie me tiene muy loco. Por otro, el diseño de personajes y alguna que otra promesa que no me acababa de creer, me tienen un tanto desencantado. ¿Comprarlo o no? Ahí estaba yo, en la duda, hasta que ayer vi el tráiler, conocía la fecha -un día después de mi santo, fíjate tú- y empecé a jugar su espectacular demo. 

 

 

Qué bonito cuando se hacen las cosas bien

Sí, ya sé que no es la primera demo, que por ahí está ese Episodio Duscae que te caía de regalo con el Type-0 si le echabas euros a la hucha de Square, pero el estilo de juego no me interesaba, y pagar el precio de salida por algo que no me gusta sólo por la demo de regalo me parecía un sindios. Ahora, los chicos de Square Enix han decidido que tienen algo para todos, y han sacado una demo que me tiene, la verdad, enamorado.

 

 Me tiene enamorado porque es muy bonita y porque ofrece unos entornos y unas posibilidades muy atractivas, sí, pero también porque han vuelto a ser muy listos y, lejos de ponernos un trozo de juego, se han inventado un producto al margen que no sólo ofrece una degustación del juego final, sino que además completa la historia, nos ayuda a conocer mejor a uno de sus protagonistas y, ya para rematar, nos premia si jugamos con un contenido para el juego cuando salga al mercado: Rubi. 

 

 

Y sin cobrar un duro

Platinum Demo me recuerda a aquella desastrosa estrategia de Metal Gear Solid V: Ground Zeroes, pero más corto y con toda la sabiduría de no repetir el error de Konami y lanzarla gratis y para todos los fans. Es el giro de tuerca delicioso a la filosofía P.T. de Hideo Kojima, y para colmo sale con tiempo suficiente para que no sea un mero cebo para vender. 

 

Más allá, ni siquiera nos propone hacernos trabajar de testers -si bien Square Enix ya está con la oreja pegada para ver el feedback producido por su demo-, ni nos utiliza para que  pongamos a prueba sus servidores. Ná, Final Fantasy XV Platinum Demo es un regalo, y como tal debe apreciarse. Oh, sí, por supuesto que también es una forma de conseguir reservas, y por supuesto que también es un sistema para salir en todos los medios de comunicación y congraciarse con el jugador, pero... ¿Qué queréis que os diga? Estando las cosas como están en el mundillo, me gusta que las compañías llecven a cabo maniobras como estas en las que todo se reduce a un 'mira, esto es lo que hacemos y así es como lo hacemos'. Bien por Final fantasy XV y bien por Square Enix. 

 

¡Nos leemos!

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