Final Fantasy XV es la entrega más diferente de la saga
Tras poder probar Final Fantasy XV durante más de cuatro horas hace unas semanas y haberos dejado este amplio artículo al respecto, quería hablar sobre otras dos percepciones que obtuve cuando estuve jugando y que dejé fuera del texto que ya habéis podido leer. Por un lado tenemos el propio concepto de juego, totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en el resto de entregas de la franquicia, y por otro tenemos el tema del retraso y los problemas técnicos que encontré durante mi prueba.
Lo primero que destaca del juego, sin lugar a dudas, es los pocos rodeos que da para plantarte en el mundo abierto y dejarte vagar por él con total libertad. De hecho, en los primeros minutos de juego ya se nos proporcionarán misiones secundarias totalmente opcionales que podremos cumplir o no, postergando por mucho el descubrimiento de la trama principal, que parece que se va a ir contando muy poco a poco. Esto choca frontalmente con otras entregas principales de la saga, donde la historia tiene una importancia absoluta y el juego suele guiar de forma lineal al jugador, al menos durante las primeras horas e incluso durante toda la obra en algunos casos. Aquí no vamos a intercalar secuencias cinemáticas con combates, conversaciones y momentos de relax en paradas donde podremos comprar objetos, sino que nosotros vamos decidiendo el curso y ritmo de la acción.
Tampoco habíamos visto hasta el momento que la relación de los protagonistas se desarrollara también dentro del propio entorno jugable, fuera de conversaciones y secuencias obligatorias, generando incluso historias emergentes muy interesantes que tampoco son propias de otras entregas de la saga. Final Fantasy XV se podía haber llamado de cualquier otra forma, pero sin embargo sigue manteniendo los elementos propios de la saga y sabe adquirir una nueva personalidad con ellos en un entorno totalmente distinto pero que resulta familiar. Hay magia, hay chocobos, hay enemigos, hay tiendas... todos los elementos del resto de juegos están, pero incluidos de diferentes maneras aprovechando las nuevas posibilidades de la obra y, al menos durante las primeras horas, de forma adecuada.
Otro tema que dejé fuera de las impresiones porque es lo más normal del mundo cuando tenemos acceso a una versión del juego incompleta y que todavía está en desarrollo, son los problemas técnicos. Sí, las horas que pude jugar a Final Fantasy XV estuvieron bastante pobladas de bugs y problemas de rendimiento, unidos a muchos cuelgues que me obligaron a repetir varias zonas de las misiones en múltiples ocasiones. Con esto os quiero decir que entiendo perfectamente que se quieran tomar un par de meses más antes del lanzamiento, aunque la excusa haya sido el tema de la actualización del primer día, ya que si nos hubiéramos encontrado esto así el mes que viene, habría mucha gente bastante enfadada. Así que estad tranquilos, que tomándose más tiempo para solucionar estos problemas vamos a encontrarnos con la entrega más diferente de la franquicia, pero también la que más ilusión me ha despertado en mucho tiempo.
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