1. Mundogamers
  2. Noticias
  3. PS3

Final Fantasy XIII era bonito... y ya está

Otro sobrevalorado
Por Kysucuac

Sí, ya todos sabemos que Kysu se ha comprado la Wii U. Pero no es el único avance consolero que Tita Kysu ha hecho este mes, ya que ha tomado la sabia decisión de traerse la PlayStation 3 a Madrid para poder viciar a tantísimos títulos que se le habían quedado pendientes. Pero basta de hablar en tercera persona, que Kysu soy yo. Por suerte. Y, la verdad, tampoco ha sido una decisión muy acertada, teniendo en cuenta que me falta tiempo y me sobran compañeros de piso. En concreto, uno, que desde que he traído la play está como loco con arrebatármela. Hoy lo ha conseguido.

 

¿Sabéis cuál ha sido su primera opción a la hora de jugar? Final Fantasy XIII, un juego que tengo en edición coleccionista única y exclusivamente porque mi hermano así lo quiso. Fue él quien puso dinero, yo no puse ni las ganas. Se trata de un juego que dejé, no a la mitad, pero casi, porque fui incapaz de pasármelo. Y no precisamente porque fuera un título difícil. Hoy, con mi compañero haciéndome refrescar la memoria me doy cuenta de lo infinitamente sobrevalorado que está por gran parte de la comunidad este juego, que yo ya, después de lo visto hoy, no considero ni juego.

 

Con motivo del regreso de algunos títulos clásicos como el VI o la novena entrega de la saga, tampoco está tan mal refrescarse la memoria con otro más, que tan popular ha sido. Recordaba sus eternos pasillos, recordaba haber sentido que perdía el tiempo, pero no recordaba lo más básico, algo que la gente no parece haber notado (o nos hemos callado como bitches para no quedar mal): Final Fantasy XIII es una película. No, no una película interactiva de esas que tú decides por el personaje y a partir de ahí pasan cosas, muere gente y explota el mundo. Aquí, te sientas en el sofá a ver la vida pasar mientras, de vez en cuando, te toca darle a algún botón. Mi inocente y novato compañero de piso lo ha dejado bastante claro con la declaración que realizó tras mi “¿Qué tal?”: “Llevo dos horas dándole a la X”. Y eso, amigos míos, es lo que Square Enix nos ha vendido.

 

Y nos lo hemos comido con papas, sí, señor. No sólo ha sido considerado una obra de arte por parte de un amplio colectivo, sino que ha tenido segunda parte. Y tercera. Y Lightning ha conseguido eclipsar al resto de personajes y quedarse con el protagonismo de Dissidia 012. Vamos, que nos han comprado como el rebaño que somos. ¿Y por qué? Porque, ante todo, es un juego gráficamente impecable, precioso, más bonito que un gatete durmiendo en una caja. Somos así, nos gustan las cosas bonitas y, desde luego, Final Fantasy XIII lo es.Pero no es nada más que eso: algo bonito.

 

134160wbcPN3e

Vanille es mi personaje favorito, por no decir que es el único no insoportable... más o menos 

De modo que me pregunto: ¿Cómo, después de jugar a un juego así, somos capaces de comprarnos una segunda parte y hasta el Lightning Returns? ¿De verdad le habéis cogido cariño a un personaje que tiene tanto carisma como mi zapato? Sí, es un zapato bonito, PERO NO TIENE CARISMA. Y mira que me gustan los personajes sosos de vez en cuando, y que necesitábamos algo para compensar a la azucarada Vanille… Pero, por favor, no me vendáis como protagonista a una patata. Una patata kawaii. No, no lo recordaba, pero hoy me he dado cuenta de que Final Fantasy XIII no es más que tres minutos entre cinemática y cinemática, una descarada manera de sacar partido al motor de PlayStation 3, pero sin querer hacer absolutamente nada bueno más allá de “algo que entre por los ojos”.

 

Mira que la historia llama la atención. No nos venden nada nuevo, pero todo el tema de los Fal’Cie y esas cosas raras estaba bien. Aunque luego te toca leerte cuatro libros (y no finos, no, más bien parecen sacados de la bibliografía de George R. R. Martin) para enterarte de por qué estás ahí y qué leches estás buscando. Ojo, que a mí me gusta leer, pero también me gusta jugar, y yo a este Final en concreto no he jugado. No he jugado porque darle a la X una vez cada diez minutos no es jugar. Caminar por un pasillo, matar a un monstruo y entrar de lleno en una cinemática no es jugar. Pero, eh, tenemos un negro molón con un chocobo en la cabeza. Respect.


<< Anterior Siguiente >>