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Far Cry 4: Juegos que funcionan mejor cuando no te los crees

Quiero ser el sicario de Pagan Ming
Por Rafa del Río

He vuelto a Kyrat. A sus noches oscuras y sus días soleados, a las brumas de sus picos y el fuego de las cuevas más ocultas, y mientras me enfrentaba a puñaladas con un animal en extinción a la sombra de una montaña nevada he visto la gran verdad: Para que Far Cry 4 funcione tienes que tomártelo a guasa.

 

Hola, tito Pagan Ming

He vuelto a jugar a Far Cry 4 tras un mes y pico sin pegar tiros por culpa de otros juegos que tenía a la espera de ser terminados, y lo mejor de esta vuelta ha sido comprender al fin la mejor manera de disfrutar el título de Ubisoft: Olvidarnos de la inmersión, del comprender a los personajes, de fundirnos con el argumento y de aceptar nuestro destino como señor que va a tirar cenizas a un país en plena guerra civil.

 

Lo primero que me ha llamado la atención de mi regreso a Kyrat ha sido lo mal que me caen todos esos malditos imbéciles de la Senda Dorada, con sus uniformes tan completitos y esos detallitos en dorado de las zapas Nike en medio de un pueblo que sufre de pobreza, desnutrición y esclavitud. Si inventáramos una balanza de cuatro platos y pusiéramos en uno a Amita, en otro a Sabal, en otro a Pagan Ming y en otro al pueblo de Kyrat, sin duda lo mejor sería prenderle fuego a la balanza con todo su contenido, salvando, aunque sólo sea por guardar las apariencias, al 'bueno' de Pagan Ming, que al fin y al cabo lo que tiene es un ataque de cuernos de padre y muy señor mío.

 

¡Nos atacan los rinocerontes!

 

Y es que lo siento, pero después de ver el primer final alternativo y de conocer un poco a los hermanos que quieren ser califas en lugar del califa, me quedo con Pagan Ming. A fin de cuentas es el único que nos trata como algo más que un dedo que aprieta el gatillo, conoció a nuestra madre antes de que papi revolucionario intentara cortarle el cuello y, para colmo, tiene carisma y buenas armas. Puestos a asesinar gente sin saber muy bien por qué, me quedo con sus propuesta. Como diría Ridick, hay motivos peores para matar.

 

Además, dejémonos de royos: Amita es el clon kiratiano de Pagan Ming: Quiere traficar con drogas, quiere explotar al pueblo y quiere cargarse la historia y la cultura de Kyrat, así que es lo que viene siendo un Pagan Ming con tetas, vaya. En cuanto a Sabal... Sabal tiene un problemilla de autoconfianza, eso os lo advierto desde ya.

 

Kyrat. Esperanza de vida: dos minutos y medio

 Llamadme exagerado, pero no veo tan mal lo que hace el ejército privado del señor Ming en un páis como Kyrat, en el que la esperanza de vida se mide con un reloj de arena de dos minutos y medio. No hay nada como quedarse tranquilamente sentado sobre la azotea del edificio más alto de un puesto recién capturado para ver cómo en cuestión de cinco minutos los soldados de la senda dorada van cayendo uno tas otro en las garras de la muerte:

-Oh, ¡mierda! ¡Es un aguila!

-¡Que alguien me ayude! ¡Perros salvajes!

-¡Un tigre! ¡Es un tigre!

-¡Cuidado con el oso!

-¡Elefanteee!

-¡Mierda, nos ataca un -el bicho ese pequeñajo que es como un lirón con mala leche, no recuerdo el nombre-!

-¡Vienen los lobos!

-¡Nos embiste un rinoceronte! -premio a título póstumo a la obviedad-.

-¡Aaay! ¡Tengo una mariquita en el pelo! ¡Quítamela, quítamela!

 

¡Nos ataca un águila!

 

Vale, la última me la he inventado, pero el resto son todas tan reales como el logo de la empresa o los gatillos de tu pad: La fauna de Kyrat es hiperactiva, va drogada y tiene un mal día, y no deja pasar una para atacar al pueblo y a ti si te metes por medio. Y sí, lo entendería con los tigres y tal, pero cuando los jabalíes, los bueyes y todo, en general, están esperando a que te des la vuelta para acabar contigo, la cosa empieza a causar risilla floja.

 

Todo en Kyrat respira cachondeo 

Y una vez comprendes esto, el juego gana mucho. Acepta el consejo: Deja de preocuparte por un pueblo que de todas formas tiene los días contados, disfruta de las charlas de Pagan Ming, que le den a las cenizas de la vieja por no contarte nada y enviarte a un país en guerra -la mami del chaval, una cabrona como pocas-, dile que no a Amita sólo por fastidiarla, y dile que sí a Sabal para verlo en su modo más gay haciéndose ilusiones a un paso de la orquitis...

 

¡Nos ataca una especie de bichito supermono de Litlelest Pet Shop encabronao!

 

Y cuando hayas pasado del argumento, dedícate a disfrutar del inmenso placer de hacer turismo en Kyrat sin remordimientos ni tonterías. Oh, sí, habría sido perfecto si hubieran metido a Pagan Ming como opción para cumplir sus misiones, pero... qué más da. Tu disfruta, dispara, y, sobre todo, ten cuidado con ese matorral, puede que dentro se esconda un hamster carnívoro asesinoexplosivo infectado con la rabia y armado con una navaja suiza

 

¡Nos leemos!


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