Fallout 76, Michael Pachter y los analistas que no jugaban a los videojuegos

Soy un ingénuo, un optimista sin remedio, un tonto sin esperanza de cambio y un 'pringao'. Hace una semana votaba por un año nuevo sin incidentes, sin estupideces, más profesional y más adulto. Un 2o19 en el que el medio alcance al fin esa madurez que todos le pedimos y que es tan necesaria como el beber o el respirar, pero ni una semana ha pasado, y ya tenemos al tonto de turno, Michael Pachter, demostrando que todo esto es una quimera en un entorno, el del videojuego, en el que hasta el más viejo se comporta como un crío de teta cuando no tiene mucho que decir. 

 

Las declaraciones a las que me refiero las tenéis en una entrevista que el tipo, me niego a llamarlo analista, ha concedido en unas palabras de las que se hacía eco Gamingbolt. Una entrevista en la que Pachter vuelve a hacer de las suyas e invoca a Carlos Jesús para situar The Elder Scrolls 6 en 2019, anunciar que Starfield no se verá 'lastrado' por el 'fiasco' de Fallout 76, y pedir explicaciones a Bethesda por su pésimo lanzamiento, un lanzamiento que, al final, reconoce no haber jugado por sus alertadores análisis.

 

 

Seguimos jugando al quién es quién

Sí, lo de Fallout 76 me da coraje, no os voy a descubrir nada nuevo. Me da coraje porque seguimos machacando un juego por lo que dicen de él. Me da coraje porque al final parece que la mayor parte de las críticas, como en este caso, vienen de personas que lo critican porque así lo hacen las críticas, y de críticas que lo ponen a parir porque de primeras no era 'lo que nadie se esperaba'. Luego resulta que su fandom, una inmensa parte al menos, seguimos acumulando horas y niveles de experiencia con cientos de partidas tan gratificantes como maravillosas, pero es una lucha inútil: aquí los peces gordos, de oídas, que es como mejor se analiza, han decidido que ha sido 'el gran fiasco porque mira metacritic y las ventas'. Bienvenidos al mundo del análisis por cifras, de oídas y no por experiencia.  

 

No obstante, dejando Fallout 76 a un lado, lo que me ha reventado de la noticia, o la entrevista, o la tontería de Pachter, es que se dé eco a alguien que demuestra a cada palabra que no tiene ni idea de lo que está hablando. Decir que no ha jugado al juego porque le da pereza, que ya tiene delito, tiene su contrapunto cuando afirma, totalmente confiado, que 'Bethesda no estaba preparada para hacer un juego online y debe dar un paso atrás para analizar qué es lo que ha fallado de cara al futuro'. Una afirmación que obvia no sólo la existencia de The Elder Scrolls Online, sino también la de toda su evolución que la ha llevado a convertirse, desde su accidentado nacimiento hasta ahora, en uno de los mejores títulos del panorama MMORPG. 

 

 

 

Exijamos profesionalidad

Ni una semana ha hecho falta para que el mundo del videojuego, de la prensa y demás servicios asociados, haya demostrado su cara más infantil y poco profesional. Gente que se ha hecho un gran nombre más por sus errores que por sus aciertos y que demuestra que esto no es más que un Sálvame con disonancias ludonarrativas en el que importa más el cómo y el cuándo lo digas que lo que digas. Un foro de frikis en el que el más friki y el más tonto se pone la corona del roscón de reyes y dicta sentencia sin conocer acusado, causa ni delito, que para eso nos basta con metacritic y las ventas. 

 

Yo, sinceramente, me canso con estos rollos. Me cansa leer cosas escritas para hacer daño, escuchar críticas esbozadas desde la superioridad moral de la cuadrilla de linchamiento y tener que defender a capa y espada que lo mínimo, lo más básico, es jugar a un juego antes de hablar de él. Toca de nuevo año de buenos y malos, de payasos y bufones disfrazados de profesionales esgrimiendo sus chanzas y sus sainetes sin más base que la de saber que, digan lo que digan, tienen su público. De peores juegos del año por lo que nos contaron y mejores por lo que gasten en promoción. Y mientras, pocos datos, casi ninguno, de las bolsas que se devolvieron y del rumor de un pay to win que nunca se hizo efectivo. Poca necesidad de esconder la mano tras tirar todas las piedras que el target objetivo nos dicte como oportunas.

 

¡Nos leemos!

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