Se abre una vez más el debate de la sexualidad en los videojuegos, sobre si el papel de la mujer está estereotipado o no, sobre si es necesario el atractivo extra de una mujer generosa de pecho y escasa de ropa para el deleite masculino, que es el género al que la mayoría de desarrolladores de videojuegos sigue dirigiéndose en sus creaciones.
Esta vez no es un artículo polémico ni unas declaraciones de alguien que se sienta ofendido por la función de menear pechos con el mando en un Dead or Alive o Ninja Gaiden, sino un reglamento que el Parlamento Europeo (vía Jeux Video) llevará a estudio la próxima semana sobre los estereotipos de la mujer en medios audiovisuales como atractivo comercial.
No les falta razón, la industria está muy desigualada en este aspecto. No es que no haya personajes masculinos atractivos a ojos de muchas, casi tantos como femeninos, de hecho, pero sencillamente no se les pone en las mismas o equivalentes situaciones como reclamo sexual. ¿Se tiene que acabar esto? Tal vez tampoco sea para tanto, al fin y al cabo estamos hablando de formas de ocio, y también es creciente el uso del cuerpo masculino con fines comerciales y nadie se queja.
De aprobarse este nuevo reglamento, falta saber si lo que buscan es prohibir este tipo de apariciones femeninas estereotipadas o sencillamente regularlas, como creando algún organismo que advierta sobre los desnudos parciales o las ropas o actitudes provocativas de los personajes femeninos con más especificidad que el PEGI o sus equivalentes en otros países.
De ser aprobado y no limitarse a controlar sino a prohibir, mucho nos tememos que terminaríamos por quedarnos sin más de la mitad de los juegos que llegan actualmente a Europa, o eso o volveríamos a ver muchas de esas comparaciones que por el momento se quedan en carátulas de juegos en las que aparecen faldas más largas y escotes menos pronunciados.
Si es por cuestiones de diseño, los cambios serían algo sencillo, pero censurar escenas completas, cambiar diálogos, o peor aún, dejarnos sin Bayonetta, la bruja que lucha como baila una stripper, es algo que no deberíamos permitir. Veremos en qué queda la cosa.