1. Mundogamers
  2. Noticias
  3. PS3

¿Está Assassin´s Creed atascado en sus mecánicas?

Los errores en la jugabilidad de Assassin´s Creed nos siguen acompañando
Por Alvaro Ondina

Hemos comprado nuestras Xbox One y nuestras PlayStation 4 y echamos un vistazo al catálogo de lanzamiento. Cada uno de nosotros, se decidirá por aquel o aquellos títulos que más nos impacten en la entrada de una nueva generación. Particularmente me he decidido a entrar en ella con uno de mis juegos fetiche, Assassin´s Creed. Tras el bache sufrido en su tercera parte, no teníamos claro qué ocurriría con este Black Flag -por muy buena pinta que tuviese.

 

Tras haberlo probado varias veces y por fin haberlo comprado, he de reconocer que podemos quedarnos tranquilos. El juego tiene algo que vuelve a encantarnos, vuelve a llamarnos a adentrarnos en su aventura y recorrer cada rincón del mapa. Digamos que este Assassin´s Creed cumple la fórmula de Far Cry 3. Tenemos una gran variedad de tareas por hacer y todas están fundamentadas. Podemos cazar igual que con Connor, pero esta vez al menos sirve para mejorar nuestro equipo o nuestro barco. Esto es muy necesario para poder avanzar en el juego ya que notamos una dificultad ascendente.

 

Pero esto no es un análisis de Assassin´s Creed IV Black Flag, eso ya lo hicimos hace tiempo. Se trata de una observación hacia la franquicia en sí y hacia el punto en el que se encuentra. Es magnífico que el juego vuelva a ser divertido y de nuevo sintamos ganas de conocer más acerca de su historia, pero aún hay ingredientes que no pegan en la receta. Llevamos con esta seis entregas y nos damos cuenta de que Ubisoft necesita darle un lavado de cara a esta aventura. 

 

Cuando nos estrenamos con las aventuras de Altair, descubrimos el comienzo de unas mecánicas que nos atraían, aunque dieron mayor fruto con los comienzos de Ezio. La idea de cómo los personajes trepaban por las paredes y cómo buscábamos nuestro objetivo desde los tejados. El uso de las hojas ocultas y planificar los asesinatos para una rápida huída. Eso entonces nos bastaba, pero ahora nos hemos acostumbrado y necesitamos un paso más. Un cambio más allá de introducir campos abiertos y poder trepar por árboles como un babuino.

 


Ahora nos damos cuenta, más si cabe que antes, que Edward ha heredado esos movimientos que llegan a romper la fluidez del juego. Ese afán por pegarse a todo cuanto le rodea. Pulsar un único botón y ver como el señor Kenway se desvía del rumbo que le fijamos para ponerse a trepar o simplemente saltar de una cornisa en la dirección equivocada. ¿Cuántas veces hemos subido a una atalaya y, al tratar de caer sobre un carro de heno, nuestro asesino ha decidido saltar en sobre el duro asfalto? Por desgracia, esto sigue ocurriendo y hace que la jugabilidad se resienta y nos saque de la situación. Por otra parte, tampoco va siendo tan necesario recorrer los tejados -aunque eso sigue gustando- cuando muchas misiones parecen diseñadas para escondernos tras las esquinas mientras espiamos a algún individuo a pie de calle.

 

En segundo lugar, seamos sinceros y reconozcamos que la guerra entre asesinos y templarios ha quedado relegada a ser una mera excusa para mantener el aspecto y armas del protagonista. Puede que sea hora de mirar con otros ojos a la serie. Se han introducido los barcos y Ubisoft ha dado en la diana para hacer que la exploración y todo lo que ella conlleva, sea un éxito. No es pequeño el cambio de convertirnos en corsario y tener intereses propios. No es necesario mostrar un Connor o un Edward que se convierten en asesinos por casualidad y a los cuales interesan poco los credos de una antigua orden.

 

En serio, Assassin´s Creed IV Black Flag es una entrega mucho más rica que las anteriores, que nos invita a explotar todas las posibilidades del mundo que le rodea. Simplemente, puede que par la próxima Assassin´s Creed pueda cambiar su nombre o apellido y aplicar la misma fórmula jugable. Es posible que Watch Dogs traiga unas nuevas mecánicas que aplicar a próximos títulos o simplemente coja el relevo de los asesinos para dar un descanso a una orden extinta.


<< Anterior Siguiente >>