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eSport: ¿Deporte o no?

¿Importa mucho?
Por Toni Piedrabuena

Es uno de los debates habituales a la hora de hablar de la competición electrónica: ¿Podemos considerar al eSport un deporte? Yo os diría que sí, otros se rasgarían las vestiduras y depende quién preguntaría qué es eso del eSport. ¿Cuál es el problema del presente debate? Viene a ser el mismo que cuando hablamos de videojuegos y arte: tenemos prisa por etiquetarnos y decir “eh, que yo también soy de la élite”. Personalmente, creo que no deberíamos tener prisa ante algo tan banal, pero comprendo que algunos jugadores se sientan menospreciados cuando restan mérito a su valía a los mandos o teclado de sistema y juegos favoritos.

 

Ayer, en un programa americano presentado por Whoppi Goldberg (sigue viva, sí) se entabló un interesante debate en el que participó Rick Fox, ex Laker y campeón de la NBA. El americano comentaba que no debíamos infravalorar el esfuerzo, entrenamiento, tesón y fuerza que ponen esos usuarios a la hora de convertirse en jugadores profesionales. Hubo cachondeo general en la mesa, pero Goldberg aportó un punto interesante. Reconoció ser jugadora de Diablo, y se preguntaba si realmente la palabra “atleta” era adecuada al contexto del deporte electrónico.

 

 

La base del argumento “el eSport no es deporte” se basa en el esfuerzo físico de los jugadores. Algunos hasta hablan del físico de esos jugadores para justificarse. Habría que ver quién está detrás de la pantalla, ¿eh, zampabollos? La cuestión residiría en conocer qué esfuerzo físico puede suponer a un ajedrecista el mover una reina o analizar los puros que se mete entre pecho y espalda el amigo Miguel Ángel Jimenéz durante sus torneos y prácticas golfistas. Pero ellos son deportistas sin ningún tipo de duda, y los nuestros son unos frikis. Y todo mi respeto para ellos. De acuerdo.

 

Lo que no podemos negar es que esos jugadores de videojuegos tienen un entrenamiento y un talento detrás que debería estar fuera de toda duda. Francamente, me apena ver a gente en redes sociales y páginas de videojuegos que aman el medio, la industria y nuestro hobby quitándoles mérito. Es una pena que ante la ignorancia se opte por la negación o la envidia, y esa es la que lleva a que se infravalore algo que está creciendo y no parece conocer límite. En DOTA 2 se va a dar 10 millones de dólares al equipo campeón de The International 2014, es un premio al que muy pocos deportes pueden aspirar, deberíamos entender que hay algo importante cociéndose ahí detrás.

 

Pero si no quieren tomarlo como un deporte, que no lo tomen como ello, la verdad es que no importa y no necesitamos la justificación de nadie para continuar creciendo. Como suele ocurrir, acabarán llegando los babosos cuando vean el éxito de la disciplina, y espero que se les caiga la vergüenza cuando vean cómo ha subido el fenómeno y cómo lo continuará haciendo a lo largo de los próximos años. A los que estamos disfrutando de ello, seamos deporte o no lo seamos, disfrutemos el momento, con etiqueta o sin ella: somos unos privilegiados.

 

Disfrutad la Gamergy. Nos vemos allí.


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