España y Dota 2

Los que ya me leen de manera habitual (y los que no, estáis a tiempo de huir, RÁPIDO) saben, además de que soy la pesada de los deportes electrónicos, que yo misma he hecho mis pinitos dentro de la competición. Concretamente, en Dota 2, el hijo directo del padre de los MOBA, Dota. No obstante, en España ha sido siempre muy complicado encontrar un hueco en el mundo competitivo de este género. Pero, ¿por qué?

 

The International es uno de los mayores eventos de videojuegos del mundo, pero a nosotros siempre nos resuena mucho más el Mundial de League of Legends. Parece que en España no tenemos cultura de Dota 2, sino de su hermano adoptivo – más simplón y fácil de dominar en comparación – y de los títulos nuevos que van saliendo, como es el caso de Heroes of the Storm. Cuando yo empecé a jugar a la segunda entrega de Dota 2 todavía ni conocía League of Legends. En los años – más bien meses, todo fue muy frenético – que siguieron me fui labrando una especie de carrera que, desde luego, no me mantuvo en nuestras fronteras. Así acabé, primero como jugadora, después como entrenadora de un equipo de Polonia. DE POLONIA. ¿Qué pasaba mientras en España?

 

Pues teníamos Dreamhack y algunos eventos, poca cosa en realidad, que sólo acariciaban con la punta de los dedos lo que era el MOBA rey, y que parecía abrirse cada vez más al que ahora es el título más jugado del mundo. Quizás Dota 2 no supo encontrar su público en nuestro país, quizás ese público prefirió no complicarse demasiado la vida, llevando así el juego a un segundo (o tercer plano). Para que os hagáis una idea, en todos estos años (vale, sólo son cuatro, pero para un juego es bastante) no he jugado con ni contra ningún español – salvo mi pareja de cuando empecé a jugar, y era un manco – y no sé hasta qué punto eso es bueno o malo.

 

Por suerte esta triste situación está cambiando poco a poco gracias a los que son ahora mismo el buque insignia de los eSports en España: La Liga de Videojuegos Profesional, que este año nos traía a Gamergy una sección para el niño de mis ojos (sí, hablo de Dota). Sí, de nuevo les hago publicidad gratuita a los chicos de la LVP, pero tras el olvido y las risas (en contra) que viví yo en mi época dorada, no sabéis lo que se agradece que algo como Gamergy se fije y haga que la gente se fije en Dota 2, un juego que está a un gran nivel competitivo en cualquier otra región, mientras aquí miramos a otro lado cuando lo vemos pasar.

 

A Dota 2 le falta algo en España, y desde luego no bastaba con aumentar los premios de los torneos. Nos falta comunidad y nos falta actitud de comunidad. Sí, está creciendo y la cosa va a mejor, pero nos queda mucho por delante, como siempre digo. Si ya de por sí nuestro país va a paso de tortuga (aunque la tortuga cada vez es más grande) con todo el concepto de deporte electrónico en general, imaginaos en un título que se ha quedado atrás por culpa de League of Legends y de sus propios y fieles jugadores. ¡Cuánto nos queda todavía!

 

Supongo que lo que necesitamos es tiempo, tiempo de madurar como lo ha hecho el LoL, al que en realidad todavía le falta un poco más para estar en su punto más alto de madurez. Eso en España, claro. Quizás a Dota le quede un año – dos como mucho – para calar hondo en nuestro país y demostrar su valía a nivel competitivo y, en realidad, a nivel casual. Pero eso no sólo depende de la LVP, de la ESL o de cualquier otra marca que quiera mover el juego pro aquí. Depende, sobre todo, de nosotros. Así que toca ponerse las pilas, chumachos. Dejad el LoL y dadle una oportunidad al Doto. 

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