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Ese factor perdido en los videojuegos que es el humor...

Un mundo sin risas
Por José Manuel Fernández "Spidey"

Después de haber recorrido un par de veces la caverna que nos presenta Ron Gilbert en The Cave puedo decir que me he reencontrado con un matiz que antaño consideraba importantísimo en el mundo del videojuego y que, sin embargo, a día de hoy se encuentra en el más absoluto de los ostracismos. Y es el factor comedia aquel que tanto echaba de menos, siendo una vez más Double Fine la encargada de recuperar algo tan básico como el sentido del humor entre polígonos y píxeles varios.

 

Aunque por el trailer no lo parezca, The Cave es una aventura de lo más simpática

Echando la vista atrás, es bastante sencillo encontrar multitud de ejemplos muy capaces de sacarnos la risa tonta. Un buen ejemplo lo tenemos en la edad dorada del software español, topándonos en aquellos ochenta un catálogo abundante en humor. Con un país que vivía en una época donde el Mortadelo y Filemón de Francisco Ibáñez era el sustento de muchísimos jóvenes lectores, se apostaba bastante fuerte por el humor gráfico -Capitán Sevilla o Goody eran dos buenos ejemplos- y, de manera un tanto más particular, por el narrativo -La Guerra de las Vajillas o las aventuras de AD-. Igualmente, el software anglosajón, principal fuente de entretenimiento para los Spectrum, Amstrad y demás máquinas de los años de la movida madrileña, cumplía de sobra en lo que a risas se refiere, gracias a títulos tan ingeniosos como Jack the Nipper, Stifflip & Co o Everyone's a Wally.

 

He aquí el remake para los PCs actuales de Capitán Sevilla. Comedia española muy de los ochenta.

Años después, no se llegó a perder esta tendencia humorística en los videojuegos, sobre todo gracias a una Nintendo capaz de crear personajes encantadores e impregnados de gracia, algo que han sabido mantener a la perfección en sus últimas producciones. En otras marcas también imperaban las mascotas que trataban de ganarse nuestra simpatía, pecando algunas de ellas de reflejar ese estilo 'cool' que en verdad tan poco nos gustaba, tal y como le pasaba al perro Poochie en Los Simpson (ahí está el ejemplo de aquel Bubsy de Accolade). No obstante, algunas compañías supieron tocar nuestro sentido del humor de manera especialmente efectiva, destacando en este sentido una Konami a la que le encantaba reírse de sí misma, como hacía con los grandes Parodius o con la tronchante serie Goemon.

 

Sexy Parodius en escena. Por favor, no dejéis de echarle un ojo al enemigo del minuto 1:40...

No obstante, es cuando llegamos a la era de LucasArts donde nos encontramos con la que posiblemente sea la época más cómica del mundo de los videojuegos. Ya antes Zork había coqueteado de manear más que inteligente con los chistes en el género aventurero, pero Ron Gilbert, Tim Schafer, Noah Falstein y Hal Barwood dieron el do de pecho en este aspecto dentro de la empresa de George Lucas. En cierto modo heredaban no pocos detalles de los juegos de Al Lowe (Leisure Suit Larry) o Mark Crowe y Scott Murphy (Space Quest), pero en LucasArts supieron ganarse al público de medio a medio gracias a un estilo jugable sin parangón y a un humor muy capaz de hacernos partir de risa. Y es que míticos son muchísimos de los gags de The Secret of Monkey Island, Day of the Tentacle o Sam & Max: Hit the Road.

 

Ni siquiera el momentazo musical de Monkey Island 2 está exento de humor...

Desgraciadamente, la llegada de las consolas de 32 bits terminaron apagando la llama de la simpatía en las aventuras gráficas, condenando en gran medida la ambientación de los videojuegos hacia el misterio y el terror. Por supuesto que había excepciones (como el impagable Skullmonkeys)... pero poco había que nos hiciera esbozar una sonrisa de oreja a oreja a la usanza de los clásicos de Gilbert y compañía. Hay quien se ríe viendo a Kratos arrancar cabezas, o a quien le hacen gracias los chascarrillos de los personajes de Uncharted, las muecas de los sackboys en LittleBigPlanet o las absurdeces de Borderlands 2. Pero comparado con aquellos tiempos, la actualidad pugna por mantenerse demasiado seria para mi gusto. Es por ello que The Cave ha supuesto para mí un soplo de aire fresco... y espero que el resto de desarrolladoras tomen un poquito de ejemplo en este sentido.

 

¡Ahora mira esto y dime que no te has reído! Así de grande era Skullmonkeys y su antecesor, The Neverhood.


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