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Es que las visten como putas: Dead or Alive y la polémica sexual.

Baneados de un torneo por vestir fresquitas a sus guerreras
Por Rafa del Río

Ay, Grey, cuánto daño has hecho. Con tus sombras chinescas, tu porte y tu fortuna, has terminado por convencer al público más debil de que esa mezcla de Crepúsculo y Último Tango en París descafeinado y para todos los públicos es el no va más del porno duro en un mundo en el que apenas roza el erotismo light de un anuncio de desodorante Fa o una promo del Disney Chanel

 

Ah... nos ha fastidiado bien, señor Grey, porque ahora hasta el más tonto se cree un experto en las labores del sexo, y, lo que es peor, se autoconvence de que si hasta ese subproducto que usted protagoniza se ha podido convertir en un capítulo de los Teletubbies, lo mismo puede hacerse con otros grandes hitos de la industria. ¿Quiere una palabra de seguridad? Le daré 13: Vuelve a darme con el látigo y te arranco el corazón a pellizcos. Imbécil. 

 

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¿Tacones, tanga y cola de gato para un combate a muerte? Pues claro, joder

 

Ahora toca suavizarlo todo 

O eso parecen pensar en FreeStepDodge, donde la convocatoria de un torneo de Dead or Alive ha dado como resultado un revuelo mayor de lo que la ocasión merece por culpa de las normas del vestir de las féminas protagonistas de la saga de combate en su última entrega numerada. 

 

Tal y como puede leerse en las reglas del torneo en los foros de la página, se aplicará un 'soft ban', -que debe ser algo así como un cachetito en el culo, nada de latigazos ni quemaduras con cera caliente-, a los que usen trajes 'ultra sexualizados' en sus combatientes femeninas de Dead or Alive 5. Tras varias discusiones, la organización ha especificado cuáles son esos trajes, lo que se traduce en casi 130 prendas de ropa picantonas que han sido censuradas por la organización al considerarlas ropa poco conveniente para el combate.

 

¿En resumen? Prohibido vestirlas como putas, caballeros, que aquí todos somos unos señores y eso de ir fulaneando con las muñequitas está muy feo. 

 

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Eso tiene que rozar los pezones más que un sujetador de esparto

 

Es mi juego y me lo... eh... bah, ya sabéis cómo acaba

Según la organización, han tomado estas medidas para tratar de dar seriedad a un título que, como bien explicaba Adrian la semana pasada, parece haber perdido el norte cada vez más y ha cedido un segundo plano a la jugabilidad para otorgarle el estrellato al restriegue de tetas, las poses moes picantonas y unas secuencias de Game Over que parecen ser un premio de consolación... eh... solitaria o, si lo preferís, individual y privada. 

 

Los participantes, sin embargo, protestan porque consideran esta norma absurda, una censura que vulnera la propia naturaleza de Dead or Alive y que no va a conseguir que el juego goce de mayor credibilidad ante quienes ya han cumplido la veintena y ven esta forma de hacer mercado un tanto infantil y hormonada. 

 

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Lo primero que ha encontrado en el armario, muy sencillito todo

 

Aquí hemos venido a ver pibones en bolas dándose de patadas

Bueno, en bolas no, pero casi, y es que, le duela a quien le duela, Dead or Alive es lo que es. Ya desde sus inicios, en esa vieja arcade de TECMO, las masas ingentes de adolescentes hyper-hormonados se reunían a su alrededor para ver el bouncing dance de las 'gemelas' de Kasumi, y olvidado quedaba Mitsurugi en su Soul Edge de Sega, incapaz de competir con la danza hipnótica de esas impresionantes mamellas que acaparaban los sueños de juventud de jugadores y espectadores entre contra, maña y patadón. 

 

La cosa ha evolucionado para mal, nadie lo niega, pero rcordemos que ya en sus inicios consoleros Dead or Alive contaba entre sus opciones con la posibilidad de jugar con tamaño y balanceo de las partes más... uhm... móviles de las agraciadas protagonistas. ¿Es injusto? Tal vez, porque realmente el sistema de combate de Dead or Alive es una gozada, pero a nadie debería sorprenderle a estas alturas la hipersexualización de la saga en sus últimas entregas. Para el recuerdo quedan Dead or Alive Xtreme Beach Volley y Xtreme 2, que nos invitaban a visitar una isla paradisíaca con las chicas, vestirlas con bikini y hacerles fotos en plan creepy stalker mientras tomaban el sol, se echaban agüita las unas a las otras o se revolcaban en la arena en la más pura tradición porno cutre de tele local.  

 

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¿Recordáis el chiste de 'el gato es mío'? Pues así tiene más sentido.

 

Está claro que Koei TECMO tiene alma de proxeneta, una vocación que le lleva a vestir a sus protagonistas de figuras portuarias y que hace que, a día de hoy, todavía me extrañe de que los juegos se vendan en Amazon y Game en vez de en las esquinas de las afueras de la ciudad, bajo la fría luz de una farola, entrega en mano del conductor que, lejos de casa, busca tan sólo compañía con la que olvidar. 

 

Las escenas de sumisión erótica de las chicas al perder se unen al rollo bollo de Fatal Frame, al traje de Women' Secret de Rachel para cazar demonios en Ninja Gaiden y a todos los sinsentidos 'hiper sexualizados' de una distribuidora cuya respuesta a todo es 'córtale la falda, ponle tetas y bájale el escote'. Sin embargo, y le pese a quien le pese, esto es lo que hay: Si no te gusta -y si tienes más de 20 años es lo más posible- no lo juegues. Si te gusta, juégalo. Por lo demás, censurar vestidos, alargar las faldas y cubrir esas mamellas no va a ayudar a darle dignidad a una saga que tampoco es que empezara siendo la más fina del barrio. 

 

¡Nos leemos!


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