Es el momento de comprar Life is Strange
Tras un fin de semana duro con un Mirror's Edge Catalyst que me ha supuesto una decepción, sentí que me merecía un regalo para compensar, así que el domingo por la tarde, hecho el trabajo duro, me di un garbeo por las ofertas de primavera de Playstation Store en busca de algo que me quitara el mal sabor de boca.
¿El elegido? El aclamadísimo Life is Strange de Dontnod Entertainment, un juegazo como la copa de un pino, galardonado varias veces por su originalidad, su visión del mundo adolescente más allá de los tópicos sexuales y la moralina barata y por saber hacer un gran juego con un presupuesto a años luz de un triple A con un resultado cualitativo que mejora con creces el de muchos de estos triple A.
¡Me han aceptado en Arcadia Bay!
Life is Strange ha sido uno de esos juegos que se me han ido escapando a lo largo del último año por culpa del trabajo, las responsabilidades familiares y los presupuestos que uno se fija a la hora de saber qué y cuándo comprar. Llegué a reservar un par de veces la edición física y estuve a punto de comprarla hace unos meses tras disfrutar del primer capítulo, pero como digo, al final tuve que abortar misión y se me quedó ahí. En el limbo.
Finalmente, este domingo lo vi en la Store con un descuentazo tremendo, a 12 euros, 9,99 para los usuarios de Plus, y fue el momento de liarme la manta a la cabeza y hacerme con él. Puede que Faith y Maxine Caulfield compartan peluquero, pero desde luego la segunda tiene mucha más vida interior que nuestra querida corredora.
¿Quién puede alardear de que su ídolo es su mentor?
Life is Strange mezcla muchas cosas buenas, y lo hace huyendo de algunos tópicos y centrándose en otros para ofrecer una experiencia intensa, intimista y satisfactoria con la que es sencillo conectar: novela adoelscente, serie de televisión y cine se unen para ofrecer una aventura de corte realista fantástico en la que podemos profundizar en los personajes y observar nuestro entorno yendo mucho más allá de la simple consecución de puzzles o el adagio de 'tus decisiones influyen en el juego'.
Oh, sí, en Life is Strange hay puzzles, y sin duda tus decisiones influyen en el juego, pero se aleja de la forma mecánica de otros juegos al insertar estos elementos y se limita a ser una historia, tu historia y la de la protagonista, Maxine, en la que entre ambos vais creando el universo que vivís de primera mano a través de una jugabilidad que no se hace pesada y que invita a la reflexión.
Todo esto en un marco reconocible y que cuenta con una protagonista introvertida, especial y encantadora en la que no faltan las justas dosis de adolescencia maníaco depresiva. Una persona que busca su sitio en un instituto en el que no faltan los populares, los deportistas, los puteados y el clásico profesor admirado que trata de sacar lo mejor de ella.
Tenéis que jugar Life is Strange
Tenéis que jugarlo, porque por mucho que os diga no puedo transmitiros todas las cosas que este juego hace bien sin caer en el spoiler gratuito. Life is Strange tiene la magia de lo cotidiano, de una protagonista que iguala en carisma a la pequeña Zoe de John Scalzi, de su intenso diario, de un mundo del que huimos hace años o que no llegamos a vivir en el que los días, las clases, los horarios y la fantasía tienen ese aroma a chicle de fresa, a regaliz de cereza y a goma de borrar en el que los primeros besos y la necesidad de encontrar nuestro sitio eran todo lo que nos hacía respirar.
Life is Strange comienza como Alan Wake, y ya sólo por eso merece la pena verlo, porque consigue aunar elementos de Until Dawn, de Obscure, de School Daze y de Remember Me, y lo hace desde el prisma del día a día de una jovencita y de su posterior evolución a lo largo de una aventura que, hacedme caso, no queréis perderos.
Así que si queréis haceros con Life is Strange, es el mejor momento si tenéis una Playstation 3 o 4. Tal vez os interese esperar un poco a saber qué juegos vendrán en mayo con el plus, pero no os dejéis ir, que el 5 de mayo acaba la oferta en la Store. Advertidos quedáis.
¡Nos leemos!
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