¿Es Catherine tan bueno como lo recordamos?
Imagina que eres una persona con miedo al compromiso y empiezas a estar algo cansada de tu actual pareja. De repente, aparece en tu vida la mujer de tus sueños. Carácter infantil, caprichosa, y encima está como un tren. Al menos es la mujer de los sueños de cualquier protagonista básico de un manga. Por suerte o por desgracia, Catherine respondía a muchos estereotipos que, una vez pasados por el prisma del feminismo, no se ven para nada satisfactorios. Pero si analizamos el juego más allá, sin pararnos a comentar todo lo que está mal en la figura del deseo, ¿sigue siendo tan buen juego como nos parecía?
La idea de Catherine es bastante buena: un juego de terror que incluso resulta sexy. Terror y tensión, porque es increíble lo nervioso que se pone cualquiera cuando se ve perseguido por un bebé gigante. Por el día, Catherine era el típico título japonés en el que tenemos que relacionarnos con gente, elegir la respuesta adecuada y reaccionar de una manera o de otra. Por la noche, vivíamos en la pesadilla de Vincent, encontrándonos con un título casi de puzzles al tener que subir y mover distintas piezas hasta llegar a la cima y, por tanto, sobrevivir. Creo que a día de hoy, la fórmula sigue funcionando bien.
Pero han pasado siete años desde que nos llegase Catherine y pasará un poco más antes de que lo haga Catherine: Full Body, una especie de remasterización en la que nos encontraremos con diferentes añadidos. Entre ellos, según el rumor, un personaje trans. Puede que incluso llegue a utilizarse esto para hacer una revisión del juego. Quizás se consiga buscar algo más y hasta cambiar la visión del protagonista.
El gran fallo de Catherine es convertir a Vincent en un tonto. Y a nosotros en Vincent. Somos ese protagonista que se atonta o agobia por todo, el de la carne débil, el que se pone nervioso por cualquier cosa y que, aun así, sigue siendo el héroe. Y ojo, porque aquí podéis encontrar spoilers. Uno de los finales del juego, supuestamente el mejor con Catherine, nos convierte en el put* amo del infierno, un pavo que no solo se contenta con estar con Catherine, sino que tiene la poca moral de tener a su alrededor a varias súcubos deseando estar con él. En otras ocasiones, vemos a Catherine como una asesina, una criatura despiadada y celosa que si la dejas te destrozará la vida. Y la idea no es muy diferente con Katherine en según qué ocasiones.
La narrativa en este juego es retorcida, como lo es el triángulo amoroso que vivimos. Atlus se ha marcado un Fahrenheit aquí, empezando con la típica telenovela de ay, no sé cuál de las dos me gusta, esto parece una historia normal, pero conforme avanza la historia, a lo David Cage, se ha liado demasiado y esto no hay quien lo entienda. El juego es cada vez más creepy, la historia cada vez da más vuelta alrededor de los traumas de Vincent, aunque al final conseguimos entenderle. Y eso es lo peor, que nos identificamos con él en según qué momentos. Vemos a nuestra pareja, la que quiere una relación estable y compromiso, como un monstruo que va a matarnos. Aunque no lo entendamos del todo, sobre todo con ese final de “soy el put* amo”, el malo es Vincent. Y el juego, la verdad... Sigue siendo tan bueno como lo recordamos, maldita sea.
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