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Enfrentados al PvP: Perro Viejo aprende Trucos Nuevos

El momento es ahora
Por Rafa del Río

Ah, la edad... Ese acúmulo de años que te convierte, según algunos, en yayogamer, nanogamer o, simplemente, gamer. Es curioso este ranking de años en el que uno tiende a situarse a sí mismo como el canon de la perfección. Y es que, aunque a muchos veteranos no nos duela en prendas reconocer los años que llevamos en esto, son también legión los nanogamer que huyen de su condición de niño rata para colocarse en el baremo central, en el ciego de la balanza.

 

¿Cuestión de habilidad?

El otro día hablaba de que no me convencía el PvP, que me parecía una pérdida de tiempo, y tras recibir algunas críticas a que todo se debía a la edad, a que ya uno ya está torpón y no juega como antes, decidí volcarme en estos modos de juego y sacar al veterano que llevo dentro para descubrir cuánto de cierto hay en estas acusaciones a que todo se debía, en fin, a una habilidad para jugar algo atrofiada

 

Al principio... me mataron. Oh, sí, me mataron mucho. Como francotirador no lograba llegar hasta los puntos de vigilancia, como tropa de asalto no llegaba a la batalla por culpa de los francotiradores, como apoyo no lograba curar a mis compañeros antes de caer ante el fuego enemigo, y como ingeniero... ¿De qué vale dejar el helicóptero al 100% si un misil enemigo lo revienta como si fuera de papel?

 

 

He muerto una y mil veces en tu nombre

Pero no por edad ni por falta de habilidad, sino más bien al contrario: por culpa de esos pequeños atajos que ha creado mi cerebro tras años y años de enfrentarme al imposible digital, a la IA que en seguida comprendes y a la que te adaptas como videojugador de forma que, en apenas unos minutos con un videojuego, ya sabes cómo reaccionan los enemigos, por dónde van a atacarte y cómo llevarán a cabo su asalto. 

 

Una vez comprendí esto, el juego online se abrió ante mí y el PvP perdió todo su misterio. Todo era cuestión de entender que no estás ante una Inteligencia Artificial, sino ante una Inteligencia Real -a veces Imbecilidad Real-, y que todo lo que tienes que hacer, al igual que en los videojuegos 'convencionales', es adpatarte a la forma de pensar del enemigo: ¿Demasiados francotiradores? Entra a cuchillo por los bordes del mapa. ¿Demasiadas tropas de asalto? Busca un punto de flanqueo y dale voz a la ametralladora de apoyo. ¿Demasiados vehículos? Deja que hablen el C4 y las Minas Antitanque...

 

 

Perro Viejo Aprende Nuevos Trucos

Es interesante la agilidad mental que se desarrolla durante una partida de asalto o conquista online. La manera en que todo lo aprendido a o largo de tu vida como 'yayogamer' te sirve para despedazar a esos niños ratas, esos nanogamer que siguen rutinas preaprendidas de emboscada en los puntos claves, 'perrito guardian' alrededor de los vehículos y ataque en grupo desde un mismo punto.

 

Cuando has comprendido esto, cuando te has adaptado a las personas que tienes delante, cuando miras tu situación desde los ojos del jugador que tienes enfrente y piensas en cómo moverte, cómo infiltrarte, cómo esconderte y cómo actuar, el PvP pierde todo ese aura de 'pérdida de tiempo' del que hablaba la semana pasada. Se convierte en un ejercicio mental, en una comunión con el rival que hace que disfrutes y mucho de la experiencia. 

 

Luego está la colaboración, por supuesto, el ser artillero de un piloto de helicóptero o manejar la torreta de un tanque, conducir un blindado mientras tu colega dispara desde la montada o recibir lecciones de vuelo en un Apache. Todo eso está bien, pero no es nada al lado de la sensación de tener que adaptarte al enemigo partida tras partida, pensar, elucubrar y planear la mejor manera de apoyar la batalla como un ejército de un sólo hombre y eliminar las amenazas desde donde nadie te espera. 

 

 

El precio de la recompensa

Es entonces, cuando has entendido todo esto, cuando ves que tu ID empieza a escalar puestos en el ranking de jugadores. Primero poco a poco, y luego con más facilidad. El tiempo entre partida y partida apenas alcanza para ver todos los logros que has conseguido y los premios y objetos que has desbloqueado, 

 

Y llega el momento en el que te alzas como líder del batallón, obtienes la puntuación máxima partida tras partida, abandonas los servidores de novato para jugar en las ligas mayores y sigues ahí, en los primeros puestos, con el corazón palpitando por el paso de la acción oportunista de los novatos al combate crudo y veloz de las ligas más altas. Y lo entiendes todo.

 

Cuando ya no ves a los jugadores como nanogamers, yayogamers ni pollagamers, cuando te olvidas de ellos y los ves como lo que son: El Enemigo, alcanzas el punto en el que te sientes como el jodido Clint Eastwood en Gran Torino, mirando a los ojos de todos y sabiendo que el mayor hijo de perra que hay en el campo de batalla podrías ser, muy fácilmente, tú. 

 

¡Nos leemos!


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