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Encontrarse arquetipos anime en una historia seria es como encontrarse clavos dentro de un pastel

Nuevas personalidades si la ocasión lo merece
Por Adrián Suárez Mouriño

Los videojuegos anime tienen un serio problema: abusar de sus arquetipos cuando se proponen construir una historia seria. Me gustan los animes ligeros en los que ya tengo claro quién es quién, qué giros va a dar su personalidad, y la historia decide no esforzarse en construirlos porque ya son lo que son.

 

Hablo del chico sin cerebro que lo soluciona todo a golpes, la chica sensata, el chico calmado y estudioso, la chica… Y luego, por supuesto, toda la ola de trasfondo habitual que se les da y que también estamos hartos de ver: una riña o una amistad de tres personas en el instituto, un pequeño traumita por aquí, un deseo inconfesable o excesivamente confesable por allá…

 

Todos estos personajes funcionan bien para seguir el ritmo de publicaciones de la Shonen Jump, una revista en la que salen los capítulos de vuestros manga favoritos que luego se organizan en un tomo. Saber de antemano cómo es un héroe permite acelerar la historia y ofrecer chicha, emoción y peleas desde el primer episodio. Pero aunque son esquemas de personas útiles para este formato, no lo son tanto cuando queremos enfrentarnos a una historia seria, y menos en un videojuego en el que nos involucramos activamente con la trama.

 

 

Me refiero a juegos como Fire Emblem o Valkyria Chronicles 4, sobre todo a este último. Me saca totalmente de la aventura, de la narración y del relato que vivan de guasa, sin ansiedad y de colegueo mientras se decide el destino de toda una nación. Por supuesto, siempre hay momentos de llevarse las manos a la cara y llorar porque alguien ha muerto o tal pueblo natal ha ardido hasta los cimientos, también hay tensión y reflexión hacia el final,  pero el problema es que estos temas no se dan la mano con lo otro, con los arquetipos y la jugabilidad.

 

Los videojuegos que gestionan esto muy bien son los de la serie Persona. Todos sus personajes son tópicos, pero muy suavizados, y se presentan como personajes habituales para luego decirnos que todo eso es una máscara, que debajo del rol que acabas adquiriendo para encajar en la sociedad está la persona que merece la pena conocer. También lo hace muy bien One Piece si hablamos de manga.

 

Sé que esto no deja de ser una opinión personal, soy consciente de que sois muchos a los que os encanta que haya waifus, y que entendéis que Fire Emblem o Valkyria sea así porque siempre ha sido así. Lo comprendo y lo respeto, ojo, yo he disfrutado como un enano con Valkyria Chronicles 4 y os recomiendo mucho que lo juguéis, pero qué oportunidad perdida para extraer de aquí nuevos arquetipos que llevar al manga. Se podría trabajar con ellos del mismo modo: planteando romances, relaciones, afinidades… pero de otra manera, de una más coherente que no se diera todo el tiempo contra el muro de lo que estamos jugando.


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