¿En qué creéis que ha fallado Call of Duty: Infinite Warfare?
Lo defendí cuando salió ese primer tráiler con la versión de Space Oddity de David Bowie re-interpretada por los chicos de Lady Heroine. Lo defendí cuando el mundo se le tiró al cuello por esa decisión de querer ser una mezcla de Halo y Killzone, por haber intentado cambiar, y lo defendí cuando hablaron de naves, combates aéreos y personalización.
Sí, defendí mucho a Call of Duty Infinite Warfare porque como profesional en esto de hablar de videojuegos estoy convencido de que atacar a un juego sin que hayamos visto más que vídeos es estúpido. Pero luego vino Bobby Kotick a decirnos que si queríamos el más interesante Call of Duty 4: Modern Warfare Remastered tendríamos que pasar por el aro y comprar la edición conjunta de 90 pavos, incluyeron micropagos en el juego de los que sí marcan la diferencia en el multijugador y publicaron una beta que no era beta, sino promo descarada a una semana de su lanzamiento.
Y se me hizo difícil seguir defendiéndolo
No voy a hablar de sus ventas, de su éxito ni de si te gusta o no. Voy a hablar de que por mucho que lo intente, y creedme, lo he intentado mucho, no soy capaz de que me guste Call of Duty: Infinite warfare ni aún embutiéndolo en un bikini naranja y poníendole una botella de Jack Daniels en una mano y un plato con un chuletón poco hecho en la otra.
Es imposible. Machaqué el fin de semana de pruebas multijugador en un vano intento de cogerle gusto a un juego que no había forma que me entrara por los ojos. Los escenarios sin alma, el confuso sistema de armas, el rollo ese de las clases diferentes que al final se sienten iguales y el aspecto visual tirando a plasticote del malo, del de tienda de veinte duros, me dejó totalmente indiferente.
Un segundo intento
El pasado fin de semana volví a intentarlo con el periodo de prueba gratuito acompañado de un descuento a tener en cuenta y el resultado fue exactamente el mismo: No me gusta. Las dos aventuras del modo campaña me resultaron mucho más tediosas que el último Killzone de Playstation 4. Mientras en Killzone hay momentos brillantes en cada escenario y los mapados están pensados para el juego, en esta campaña de Infinite Warfare lo único que sentí era tedio: una linealidad excesiva en las situaciones que pretenden ser extremas -go go go- y unos escenarios y armamento que no acabo de entender y que siguen resultándome ridículamente artificiales.
No he logrado interesarme por los protagonistas como coseguí hacer incluso en Ghosts, que ya tiene mérito, y el intento de volver al multijugador volvió a resultar tan decepcionante como la vez anterior con un matchmaking de risa y un sistema de juego que se ríe a carcajadas de lo que debe ser un conflicto real con un montón de soldados saltarines y un respawn de coña.
Tampoco el modo zombi me ha parecido reseñable. Personajes idiotas que tratan de ser un cliché de los 80 sin llegar a rozar siquiera su espíritu, un director de cine que parece querer ser un anacrónico Ed Wood y que se queda en un estudiante de imagen y sonido suspendido en su primer año y unos zombies que son un chiste y una deshonra para los caminntes de, por ejemplo, Dying Light.
¿En qué creéis que ha fallado?
Os lo pregunto porque, viendo la cosa en perspectiva, motivos no le sobran para haberse pegado un batacazo que, si bien en ventas no se nota -Activision sigue sabiendo lo que vende y lo exprime-, de cara a su recepción por el público de toda la vida y al usuario medio la cosa no le ha ido precisamente bien.
Al final se han juntado el hambre con las ganas de comer: una excesiva obsesión por monetizar el juego, la falta absoluta de preocupación por el usuario al prohibir la venta de Modern Warfare Remastered por separado -obligando a tener Infinite Warfare metido en la bandeja para poder jugar a la remasterización- y un producto tirando a pobre que ha querido luchar con Halo, Killzone y Gears of War sin pararse a meditar de qué van esos juegos.
¡Nos leemos!
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