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El verdadero terror llega desde Indonesia

DreadOut
Por José Manuel Fernández "Spidey"

El horror en los videojuegos es un invento que ha generado no pocos dividendos a las productoras que se atrevieron a apostar por ello. Aunque los más viejos del lugar pudimos vivir terroríficas experiencias de la mano de títulos como Aliens (1986, Electric Dreams) o Jack the Ripper (1987, CRL), no fue hasta 1992 cuando Infogrames sorprendió a propios y extraños con Alone in the Dark y su original puesta en escena, muy capaz de hacernos temblar ante los monstruosos desafíos de la mansión Derceto.

 

Muchos son los títulos indie que se acogen a las mecánicas iniciadas por Amnesia. Un ejemplo: Eleusis.

Después llegaría en 1996 Resident Evil, tomando según la propia Capcom las bases de Sweet Home, un RPG de 1989 con el misterio y el terror también de fondo. No obstante, y por mucho que dijeran los japoneses, los ya clásicos zombis de los padres de Street Fighter y Megaman bebían y mucho de Alone in the Dark. Y al igual que éste, llegaría a ser un éxito tremebundo que se extendió a lo largo de un buen puñado de entregas, siempre con el miedo como premisa fundamental. Ciertamente algo que no pasaría desapercibido por las desarrolladoras niponas, que se embarcarían a realizar acongojantes obras a la usanza de Clock Tower (que ya naciera anteriormente en Super Famicom), Silent Hill o Project Zero.

 

Slender: The Arrival, el 'juego definitivo' de Slenderman. Por fin ya disponible aquí mismo.

No obstante, en estos tiempos en los que el videojuego tiende a ser magnánimo con el usuario, el hacer sufrir a base de sustos parece haber pasado a mejor vida. Atrevidos lanzamientos como Dead Space o Siren Blood Curse adornan un poco las estanterías actuales en términos de terror, junto a la todavía activa Silent Hill y alguna sorpresa ocasional a la usanza de Cursed Mountain, The Calling o Ju-On: La Maldición. El resto de emblemas mainstream reniegan de sus orígenes y se centran en presentar una acción demasiado cinematográfica, como bien han demostrado los últimos Resident Evil o un Alone in the Dark que más que miedo daba risa.

 

One Late Night, un experimento que desde los entornos independientes nos trae una corta y terrorífica aventura.

Es por ello que, de querer sentir pavor frente a nuestras pantallas, nada mejor que dirigir nuestras miradas hacia los desarrolladores independientes, libres de ataduras comerciales que impliquen fabricar la misma estupidez una y otra vez sin, en definitiva, darle en última instancia al público lo que de verdad quiere. Así lo han demostrado títulos como Amnesia: The Dark Descent o Slender, programas alejados de las grandes productoras y que han logrado una aceptación sin parangón. Y eso lo han hecho retratando algunas de las experiencias más terroríficas del mundo del ocio electrónico, sin aspavientos y con mucha inteligencia.

 

Los primeros compases de la demo... ¿a que tiene buena pinta?


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