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El slow gaming de Dragon Quest Builders llega a Switch. Te contamos por qué es un juego tan especial

Construyendo despreocupados cuentos zen
Por Adrián Suárez Mouriño

Dragon Quest Builders ha llegado a Switch con todo el encanto del videojuego original. No trae novedades de peso más allá de poder usar texturas retro en nuestras construcciones, tampoco se ha hecho el menor esfuerzo en optimizar sus menús aprovechando las posibilidades táctiles de Switch. Y es una pena. De las pocas cosas que se le pueden criticar a este juego es que tiene una navegación por menús engorrosa. También es un rollazo eliminar elementos que hemos puesto sin querer en el escenario.

 

Aprovechando la pantalla del mando de Nintendo Switch se podría haber implementado la opción de tocar algo y borrarlo, una especie de Ctrl+Z que yo habría recibido con los brazos abiertos, pero no.

 

Es decir, la conversión de Dragon Quest Builders llega a la híbrida de Nintendo sin novedades pero sí muy bien optimizado. Se mantiene la distancia de dibujado, los frames son estables y se juega maravillosamente bien en modo portátil, mejor de lo que pudimos hacer en Playstation Vita.

 

 

Si no lo habéis jugado, ahora es el momento de echarle el guante. Si ya lo habéis disfrutado en su momento, he de reconocer que no es un título que acepte cómodamente una segunda vuelta. La razón es muy sencilla, las construcciones de Dragon Quest Builders tienen una 'mejor manera de hacer las cosas'. Lo mejor del juego es experimentar con lo que podemos hacer, curiosear con las nuevas opciones que se van desbloqueando y aprender cómo realizar la mejor ciudad. Lo malo es que volver a jugar desde el principio, cuando ya sabes cómo va todo, no te deja disfrutar de esa lección tan fabulosa, haciendo que el título se haga más cuesta arriba de lo normal.

 

Pero ¿por qué has de jugar ahora a Dragon Quest Builders en Switch? ¿Por qué tendría que interesarte este juego de 2016? Porque es uno de los más claros referentes del slow gaming. Este concepto se refiere a títulos tranquilos, amables, que invita a la calma, a la reflexión y en los que es muy difícil perder. Eso no quiere decir que sea un juego casual, facilón o aburrido, sino que su estructura jugable se basa en preparar un ambiente cómodo y agradable, uno que te atrape y te relaje. La pausa como elemento clave y en contraposición al ritmo rápido de Bayonetta, por ejemplo.

 

Dragon Quest Builders te dice desde el principio que no eres un héroe, que disfrutes experimentando con los materiales de construcción que se te otorgan. Su música relaja, es perfecta para explorar los territorios a los que se nos da acceso. El videojuego de Square Enix te invita a pasarte una tarde explorando cuevas, recolectando piedras y planteándote el absurdo reto personal de construir un gran rascacielos o una fortaleza inexpugnable.

 

dragon quest builders nos ayuda a mejorar nuestra mente 1

 

El título sabe ser puro slow gaming por despojarte de toda ambición y orientar estas construcciones a la obtención de la felicidad, tanto la ajena como la tuya. Dragon Quest Builders se acerca más a la esencia de la arquitectura como disciplina artística que Minecraft, porque siempre edificamos teniendo muy presente la satisfacción de los ciudadanos. La arquitectura es un arte que busca la mejora del entorno (por mucho que se esfuerce Calatrava en lo contrario) y de aquellos que lo habitan en consecuencia. Esa es la misión de nuestro protagonista, que obtiene su propia felicidad mejorando en su profesión.

 

No hay más ambición en Dragon Quest Builders que hacer felices a nuestros semejantes a través de la arquitectura. El título está estructurado en capítulos individuales e independientes. Para comprender por qué esto es un acierto, meteos en la piel de un arquitecto. Este profesional piensa en proyectos concretos, en una solución única a problemas individuales a los que llega a través de sus obras pasados y experiencia. Una vez que están solucionados, se olvida de ellos y se marcha a por otro, como una Mary Poppins del ladrillo y el hormigón, solo que, cuando se enfrenta a la siguiente tarea arquitectónica, él es mejor como arquitecto. Cuando en Dragon Quest Builders hacemos felices con la arquitectura a un grupo de habitantes, nos vamos a otra ciudad, dejando todo lo que hemos hecho atrás. Porque la materialización de nuestra tarea no importa.

 

Os invito a disfrutar de este momento, de despojaros del resultado de vuestra construcción y seguir adelante, solo queriendo hacer felices a otros y quedándoos, solo, con la satisfacción de haber mejorado la vida de unos individuos de los que, quizás, no volveréis a saber más.

 

Como veis, es necesario adquirir la perspectiva correcta para disfrutar de este videojuego. Dragon Quest Builders sabe ser zen, sabe ser incluso nihilista en ocasiones y también puro slow gaming. Te invita a relajarte y aprender a dejar el pasado atrás, a no obsesionarte con tus posesiones y a despojar de significado símbolos que entendíamos de otra manera. ¿Qué importa dejar todo lo construido atrás? Esas acumulaciones de paja y ladrillo no te hacen ser mejor arquitecto. Contigo te llevas el conocimiento, y eso sí es lo que importa.

 

Por eso es tan especial este título, uno de los que mejor emplean la construcción en un videojuego para apoyar su poderoso mensaje: ser feliz no es amasar propiedades, es serlo encontrándote a ti mismo en tus acciones, persiguiendo, de paso, la felicidad de aquellos que quieres y viven a tu lado. Sin pedir nada a cambio.

 

Este es el análisis de Dragon Quest Builders de su versión en PS4.



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