El siguiente paso en la VR
Algo me dice que cuando hablemos con nuestros nietos sobre lo que fue para nosotros la llegada de la realidad virtual, se reirán. Eso sí que es un cambio generacional. El potencial mecánico y jugable de los nuevos dispositivos está por demostrar, aunque experiencias como EVE: Valkyrie o Star Wars X-Wing VR Mission dejan claro que, como mínimo, es una tecnología que merece la pena probar simplemente por su puro espectáculo visual. Por romper, un poco más, esa barrera eternamente infranqueable que nos lleve a pisar y sentir los mundos digitales.
Más allá de la oportuna coña con Nosulus Rift perpetrada por Ubisoft este verano, pienso sinceramente que el debate relativo a la realidad virtual apenas acaba de abrir su primera frontera: lo visual. Por suerte, a nivel sonoro llevamos décadas evolucionando un concepto y el sonido envolvente hace tiempo que da buenos resultados a nivel doméstico. En el tacto, aunque parezca mentira, los primeros guantes hápticos ya empiezan a asomar la cabeza con incluso compañías españolas presentando sus prototipos. Pero, ¿hay más?
Metiéndonos en terrenos tan inexplorados como la simulación climática, surgen esperpentos como la máscara Feel Real. El periférico en cuestión, se coloca justo debajo cualquier Headset VR y es capaz de ‘simular’ entornos cálidos o fríos, generar humedad y soltar aromas específicos. Tomadlo todo con muchas pinzas, evidentemente. En The Verge pudieron probarlo hace un año y no solo acabaron mareados sino que además fue una experiencia verdaderamente incómoda. Imaginad que en vuestra habitación de repente os sueltan un chorro de aire caliente directo a la cara. Toca darle muchas, muchas vueltas a este concepto.
Pasando a algo más coherente, el mundo de la tecnología háptica es uno de los más prometedores a medio y largo plazo. Tenemos las Hands Omni, un dispositivo desarrollado por un grupo de estudiantes universitarios que incorpora pequeñas cámaras de aire en los extremos de cada dedo que se hinchan en función del peso y el volumen virtual de un objeto. Esto ya pinta mejor. En la Gamescom de este año, por ejemplo, una compañía almeriense presentó el Gloveone, unos guantes hápticos financiados por Kickstarter que ya tienen precio y fecha de salida. La mítica escena de Minority Report podría no estar tan lejos.
Uno de los terrenos que me despierta mayor escepticismo es el del movimiento. Wii Fit y su Balance Board dieron con su hueco en el mercado y me pregunto si podemos esperar una segunda generación de algo así. Me llaman la atención los proyectos como Virtuix Omni, una plataforma que te permite ‘correr’ sin desplazarte físicamente y que ya se ha probado con Oculus Rift. La aparatosidad de tener algo así en un entorno doméstico es palpable, sin olvidar que por lo que dejan ver es un prototipo que no contempla el desplazamiento vertical. Saltar, vaya.
Todos los primeros experimentos en terrenos donde la tecnología no ha explorado en profundidad son chocantes. Como siempre, muchos se quedan en el camino sin llegar a nada. Creo que el videojuego es un pilar motivacional para el desarrollo de las tecnologías que nos lleven, algún día, a mundos como el de Ready Player One. Estamos lejos, más en unos aspectos que en otros, pero parece que será un viaje que merecerá la pena ni que sea por echarse unas risas. Quién sabe, algún día la idea de Nosulus Rift no será tan descabellada.
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