El Santuario de la Espada de Zelda Breath of the Wild, el gran desafío
Desde su anuncio, el Pase de Expansion de The Legend of Zelda: Breath of the Wild se ha concebido como un contenido dividido en dos partes donde la última -la que llegará a finales de año- pesa mucho más que la primera. Sin embargo, había que probar las Pruebas de la Espada para saber hasta qué punto este primer DLC sabe a aperitivo o tiene el potencial para sostenerse por sí solo. Lo cierto es que es un gran reto. Sin entrar en detalles que rompan con la sorpresa que os espera, esta ha sido nuestra estrategia para superarlo.
1. Profundizar en las mecánicas de Breath of the Wild
Ya sea porque las hayáis descubierto por vuestros propios medios o por las redes, el juego esconde un sinfín de maneras de alcanzar un mismo objetivo. Para activar el tiempo bala, por ejemplo, tanto sirve esquivar como disparar con el arco mientras caemos; para no pasar frío podemos comer recetas que refuercen nuestra resistencia o equipar armas de fuego; para ser más sigilosos también podemos desequipar escudo, arco y flechas. Siempre hay un plan B. Aunque no sea algo evidente, las 45 salas esconderán distintas ventajas que podremos aprovechar siendo observadores y utilizando la cabeza, pero descubrirlas será cosa vuestra.
2. Aprovechar la piedra Sheikah
El único recurso del que no se nos despoja al entrar en cada zona es la piedra Sheikah. Utilizar sus dos bombas y el paralizador es algo muy recomendable; además, las zonas con agua serán más accesibles si utilizamos los bloques de hielo para avanzar y cubrirnos al mismo tiempo. Paralizad los barriles explosivos y dadles un par de golpes para que salgan disparados hacia ese grupo de enemigos que todavía no os ha visto, acercad los objetos metálicos a los moblins con el imán para que el rayo caiga sobre ellos, colocad bombas en las escaleras por las que sabéis que pasará el enemigo. En definitiva, exprimid cada pequeña ventaja potencial.
3. Pensar a largo plazo
Insisto en que es mejor no desvelar más de la cuenta, pero conviene ser previsor. Convendría no priorizar en las armas fuertes en vuestra alforja. Lo importante es prepararse para cada posible encuentro. Tener armas elementales, contar con metal y madera, reservar las flechas fuertes y demás puede complicar las cosas en un principio, pero os garantizo que echaréis en falta ese ítem que os podríais haber ahorrado, especialmente en el tramo final. A la vez, haced lo propio con las recetas. Recordad que cada ingrediente audaz cocinado nos devuelve la vida al completo y que es mejor tener varias recetas que potencien una habilidad que solo una que la prolongue durante más tiempo.
4. Exprimir las zonas de descanso
En cada uno de los tres tramos daremos con salas en las que se nos permite cocinar y equiparnos mejor. Saqueadlas. No hablo solo de abrir cada cofre y caja; en el tramo final, incluso os convendrá talar los árboles para obtener bloques de leña (además, alguno os dejará caer alguna nuez). No descuidéis atrapar las hadas, donde la mejor estrategia en el Santuario de la Espada es quitar cualquier objeto equipado, agacharse y pegar un último salto cuando la tengamos a un palmo de distancia. Antes de salir, hacedlo llenos de recetas e intentad reservar los ingredientes que vayáis recogiendo en las distintas salas si sabéis que podréis sacarles partido en el cocinado.
Lo bueno de estas 45 salas es que consiguen comprimir todo el ingenio que hayamos podido tener en nuestra aventura por Hyrule, especialmente porque lo necesitamos si queremos sobrevivir. Pronto tendréis un análisis ampliado de lo que nos ha parecido esta primera expansión; mientras tanto, os podéis dar con un canto en los dientes con unas pruebas que garantizan varias horas de sudores fríos, tensión y nervios.
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