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El retorno de PETA... Hoy: Pokémon

Esclavizando a Pikachu
Por José Manuel Fernández "Spidey"

Me considero un defensor a ultranza del mundo animal. Considero que todo ser vivo merece el mismo respeto que cualquiera de nosotros, y día a día trato de luchar de manera absolutamente desinteresada contra la crueldad que en nuestro país reciben muchas de estas criaturas. Por mi casa pululan dos perros que, anteriormente abandonados, ahora son como si fueran mis hijos. Apoyo y colaboro con algunos grupos dedicados a la protección y recuperación animal, y he llegado a organizar eventos relacionados con el mundo del videojuego con el único fin de destinar los beneficios a los perros y gatos que anhelan un hogar.

 

Con esto no quiero tirarme flores, ni mucho menos, pero sí lo pongo por delante para hablar con propiedad sobre algunas de las actividades que hace la prestigiosa PETA (People for the Ethical Treatment of Animals, o sea, personas por el trato ético a los animales). Ojo, que antes de denigrar la labor que hace esta organización me gustaría dejar a las claras que en sí realizan una función elogiable de medio a medio, con centenas de movimientos de concienciación en los que se puede ver una ayuda a los animales coherente y con resultados palpables. Muchas de sus investigaciones han servido para salvar muchas vidas, y por ello sus logros no deben dejar de ser mencionados. Al César lo que es del César. 

 

Sin embargo, tienen últimamente la particular manía de centrar sus acciones enfocando al mundo del videojuego. Lo más reciente ha sido tomarla con Pokémon Black & White 2, llegando al punto de tener en la primera línea de la portada de su página web un banner que nos incita a jugar a algo llamado PETA's Pokémon Black and Blue Game. En sí se trata de un ejercicio lúdico en el que, parodiando el estilo de juego de Pokémon, manejaremos a las famosas criaturas de Nintendo para enfrentarlas a sus respectivos entrenadores. Es cierto que en más de una ocasión he pensado que el concepto de Pokémon es tan abstracto como retorcido de cara a las pequeñas criaturas que dan nombre a la franquicia, pero más allá de eso nunca me planteé siquiera el hecho de que los videojuegos o las series de anime pudieran influenciar de manera alguna a los más jóvenes del lugar.

 

PETA en acción

 

PETA, por supuesto, explica el por qué de la campaña: "Como muchos animales del mundo real, los Pokémon se tratan como objetos sin sentimientos y como cosas para entretener a los humanos y ser sujetos de experimentos. La manera en que los Pokémon se meten en las Pokéballs es similar a cómo los circos encadenan a los elefantes dentro de vagones de tren y les dejan salir únicamente para realizar algún espectáculo confuso y doloroso que aprendieron usando ganchos de acero y descargas eléctricas... si PETA existiera en Unova nuestro lema sería: los Pokémon no son nuestros para utilizarlos o abusar. Existen por sus propias razones. Creemos que este debe ser el mensaje que se envíe a los niños."

 

Sinceramente, creo que PETA pierde los papeles invirtiendo tiempo y esfuerzo en este tipo de acciones tan manifiestamente ridículas. Que una causa tan noble como es el posicionamiento en contra de los animales presos en los circos (por poner un ejemplo) se compare a un videojuego como Pokémon es tan absurdo como que un juez no vea ensañamiento en treinta y siete puñaladas. Para empezar, el título de Nintendo delimita perfectamente su condición de videojuego, como la mayoría de las producciones de la compañía nipona. Y, en segundo lugar, conozco a muchos, muchísimos aficionados al videojuego y, para más inri, viejos fans de Pokémon, que darían su vida por cualquier animal en peligro. Es más: yo mismo daría mi brazo derecho apostando a que a ningún pokemaníaco le daría por ensañarse con su mascota en la vida real... sino todo lo contrario.

 

 

No es la primera vez que PETA se pierde por los cerros de Úbeda intentando echarle las culpas de los pecados del mundo al videojuego. Ya lo intentaron con Super Mario 3D Land, Coocking Mama y Super Meat Boy. Cabe decir que en algunos casos han sido contestados educadamente por las compañías aludidas, pero los tipos del Team Meat tuvieron todo el ingenio a la hora de responderles con "Super Tofu Boy", un personaje tan cutre para su videojuego que era a todas luces incapaz de superar siquiera el primero de los niveles de su juego. Y ya que estamos, analizándolo todo en conjunto, no deja de ser fácil contemplar en estas maniobras de PETA un oportunista intento de llegar a más gente, algo que sería loable dada la causa en cuestión, pero que en su camino trata de perjudicar a terceros que no tienen nada que ver en estas cuestiones. El fin no debería justificar los medios.

 

No quiero dar ideas, pero no sé qué pasaría si a la PETA le diera por fijarse en los despellejamientos de Red Dead Redemption, las peleas de canguros contra osos en Tekken o las trifulcas vecinales de Animal Crossing. O, yendo más allá, y teniendo en cuenta que los Pokémon se supone que son seres de otro mundo y tal, tratarán de hincarnos sus pancartas en juegazos como Monster Hunter, Lost Planet o, quién sabe, Demon's Souls. Para ser oportunista, cualquier excusa es buena.

 

PIKA-PIKA!


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