El remake de Link’s Awakening para Switch debe conservar su dificultad
Ya son unos cuantos los Zelda que Nintendo ha traído de vuelta, y casi todos han llegado con cambios. A Ocarina of Time se le añadió un sistema de recuerdos en la piedra sheikah que nos ayudaba a resolver algunos baches en el camino, Majora’s Mask aprovechó la segunda pantalla de 3DS para incorporar una timeline con la que era más fácil gestionar las quests de cada PNJ, y Wind Waker sumó una velocidad adicional para el Mascarón Rojo que aligeraba los trayectos en mar abierto y cortó todo el tramo de recolección de fragmentos de la trifuerza.
Visto así es fácil llegar a la conclusión de que Nintendo cuida (quizás demasiado) la accesibilidad de los Zelda que rescata del pasado, que elimina potenciales momentos de frustración que también forman parte de la aventura. Si estuvisteis atentos al Direct de ayer, sabréis que el turno ahora es de Link’s Awakening, el primer juego de la saga en Game Boy y uno de los más recordados por su diseño, su historia y sí, su dificultad.
The Legend of Zelda: Link’s Awakening no es un Zelda fácil, de hecho es bastante habitual encontrarlo entre los más complicados según la comunidad. La isla de Koholint es un entramado de cuadrantes diseñados como un gran puzle, y en muchas ocasiones es tan complicado resolver un templo como saber llegar hasta él. Y ahí está la gracia. En muchos sentidos hablamos del Zelda más compacto, más coherente y más constante a la hora de ofrecer un reto continuo, y no quiero que eso se pierda.
Además, el original y su versión a color -con cambios y más contenido, no solo es un baño de tinte- ya cuentan con ayudas: en el mundo exterior existen unas cabinas telefónicas que, previo pago, te dan pistas sobre tu siguiente dirección. Incluso las mazmorras esconden unos picos de búho opcionales que desvelan información clave para superarlas. Muchos jugadores se encontrarán con un nivel de dificultad inaudito en su experiencia con la saga, pero no habría que aliviarles la aventura. No más de la cuenta.
No creo que con este juego sea posible aliviar tramos o añadir ayudas sin que se pierda parte de la gracia. Es de aquellos Zelda en los que encuentras muchas cosas cuando te desvías, después de estancarte y ponerte a explorar hacia otro lado. Y es así, tras una sucesión de errores, como terminas memorizando la isla y como acabas conociendo todos sus atajos. Temo la posibilidad de que se incorporen los viajes rápidos y que se facilite la resolución del puzle final. Ojalá no sea el caso.
Me cuesta ser objetivo con Link’s Awakening. Fue mi primer Zelda, sufrí para terminarlo y lo conseguí entre patios de escuela. La nostalgia hace estragos aquí. Pero dudo que Koholint hubiese permanecido en mi recuerdo si en aquel entonces hubiese contado con las ayudas que Nintendo está añadiendo a los reestrenado. Fue así como consiguió ese aura de misticismo, ese respeto y ese reconocimiento hacia ella por constituir un reto de tanto nivel. A veces es mejor no tocar lo que ya está bien, porque puedes romperlo.
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