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¿El realismo es necesario en Metal Gear?

Es evidente que no
Por Álex Pareja

¿Tiene sentido que el próximo Metal Gear Solid V The Phantom Pain incluya elementos tan crudos y serios en su guion, pero a su vez nos permita capturar cabras e infiltrarnos de maneras bastante rídiculas? Esa fue una de las preguntas que nuestro buen amigo Dan Gimeno realizó en uno de los últimos MGPodcast, y mi respuesta fue clara: Sí, tiene sentido, porque la saga ha conseguido crear un universo propio con carisma en el que todos estos elementos tienen coherencia. Puedes infiltrarte en una instalación utilizando una caja de cartón y que justo después seamos testigos de una cinemática de un carácter muy serio. Es muy complicado llegar a ese punto (habrá también a quien no le parezca bien), pero creo que se ha conseguido. 

 

Esto me lleva a pensar en un debate que hace tiempo que no se trata: ¿es necesario el realismo en los juegos de infiltración? Recuerdo que uno de los elementos que algunos jugadores utilizaban para criticar a la saga de Hideo Kojima era precisamente ese, que no era realista, y que por eso preferían otras experiencias como Splinter Cell. Creo que esa batalla era absurda porque ninguna de las dos franquicias tiene nada que ver en ningún aspecto, pero incidían en las decisiones que se debían tomar en futuras entregas de Metal Gear: ¿eliminamos los elementos más absurdos y menos realistas?

 

 

Y en un principio se planteó de forma seria para esta última entrega, Metal Gear Solid V. En principio, no iba a tener las famosas exclamaciones ni interrogaciones en la cabeza de los soldados y, probablemente, iba a rebajar su tono "cómico" en algunas de sus situaciones. Es lo que tiene contar con un motor gráfico tan poderoso y realista y con una historia que trata temas bastante serios para tratarse de un videojuego. Pero se decidió optar por la mejor opción posible, que es la de no perder la esencia y carisma que precisamente les había caracterizado hasta el momento. Metal Gear Solid no necesita ser realista

 

Es curioso que uno de los títulos de infiltración más realistas que he probado en los últimos años sea The Swindle, el título independiente que tuve el placer de analizar hace unas semanas. Allí lo comentaba: todos sus elementos son realistas y el juego demuestra tener una coherencia extrema, que precisamente choca con su apartado técnico y artístico. Es el caso contrario al de Metal Gear Solid: sus gráficos y su estética indican una cosa pero su apartado jugable nos cuenta otra muy distinta

 

 

Al final, no se trata de que todos los juegos deban seguir unas reglas predefinidas. Ni todos los juegos de infiltración tienen que ser realistas ni todos pueden obviar una cierta coherencia para resultar atractivos para el público. Al final, se trata de observar el conjunto y de si termina por funcionar o no. Y sí, tengo demasiadas ganas de que llegue ya el día 1 de septiembre. 


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