El protagonista espectador en los videojuegos: haces, pero no existes
Los videojuegos deben justificar la presencia del jugador otorgándole un rol determinante dentro de la obra. Puede ser un protagonista actor cuando se pone en la piel de un personaje al que interpreta, un protagonista avatar cuando él mismo crea su propia representación virtual, pero también encontramos en ocasiones al que me gusta definir como protagonista espectador. En este caso el jugador no es actor ni tampoco es avatar, quedándose en un extraño punto intermedio donde realiza acciones de importancia en el mundo pero no participa de forma activa en la historia representada.
Borderlands 3 es el ejemplo reciente más claro, aunque otros títulos del estilo también lo suelen llevar a cabo. En este caso el jugador elige interpretar a uno de los cuatro personajes protagonistas, cada uno con su personalidad, apariencia e historia, pero es una decisión que importa más en términos jugables (habilidades, estadísticas, poderes...) que en términos argumentales. Elijas a quien elijas la historia va a seguir el mismo curso y tu papel va a ser el mismo, variando únicamente pequeños detalles (como las frases que pronuncia en los diálogos) que no son relevantes. Al final, la sensación que produce este tipo de protagonista espectador es que participas de forma activa en todas las acciones importantes que hacen avanzar a la trama (siendo en ocasiones la figura más importante) pero siendo obviado en su posterior valoración conversacional o argumental.
Es posible que hayas salvado un planeta de su extinción, o que hayas conseguido un objeto de vital importancia para un personaje, pero a la hora de la verdad tu rol será el de ser un espectador más. El resto habla, el resto se comunica, el resto toma decisiones, el resto pasa las páginas del libro y tú estás ahí, haciendo el trabajo sin más. Es una figura necesaria dentro del mundo de los videojuegos, puesto que en ocasiones es muy difícil plantear una obra enmarcada dentro de cierto género o con ciertas características jugables que además se justifiquen argumental o lógicamente. No es una crítica sino una apreciación.
El problema de la figura del protagonista espectador es que el jugador se siente fuera en todo momento de lo que ocurre a nivel de trama. La acción, las mecánicas y el videojuego en su concepto más interactivo es lo que prima, haciendo que los diálogos y la historia (a la que en realidad no pertenecemos) dejen de precouparnos. En Borderlands 3 he dejado de prestar atención a las conversaciones y a ciertas secuencias cinemáticas sin querer, propiciado por este extraño rol donde parece que el mundo gira a nuestro alrededor sin tenernos en cuenta aunque sepamos que ese movimiento ha sido propiciado por nuestras acciones. Estoy seguro de que tener una presencia más importante en la trama, convirtiéndonos en un protagonista actor o incluso en un protagonista avatar haría que prestásemos muchísima más atención a la historia, incluso sin variar la calidad original del guion.
Es lo bonito y lo diferente del mundo de los videojuegos: muchos campos en los que experimentar y en los que tomar decisiones debido a la presencia perpetua del jugador. La inherente interactividad del medio hace que los desarrolladores deban responder siempre a varias preguntas que van a variar irremediablemente la calidad de su producto, sobre todo a nivel argumental: ¿qué papel va a ocupar el jugador? ¿cómo justificar su presencia? ¿cómo va a interactuar con el resto de personajes? Borderlands 3 o cualquier otro videojuego sería diametralmente opuesto en este terreno si en lugar de ser este protagonista espectador fuéramos otro, pero también habría que variar con ello su papel en el terreno jugable. Como veis, nuestro rol dentro de un videojuego siempre es importante y hace variar su experiencia al completo.
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