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¿El problema de las reservas es sinónimo de industria sana? Intentando comprar PS5 y Xbox Series X/S

Especulación y mala praxis
Por Rafa del Río

La nueva generación ya es una realidad. Mientras algunos usarios celebran la llegada de PS5 y Xbox Series X a sus hogares, otros se contentan con la confirmación de reserva y muchos siguen crispados por unas campañas cada vez más imposibles. La difícil situación del presente año obliga a usar la red para conseguir una nueva consola mientras organizaciones de escasa moralidad y especuladores que rozan lo ilegal hacen su agosto. 

 

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Madrugones, horas perdidas y webs caídas

La tercera campaña de reserva de PS5 llegaba la semana pasada a varias plataformas digitales que sufrían las consecuencias de haberse convertido en el producto de moda para especuladores sin escrúpulos, tiendas de segunda mano y organizaciones de compra masiva de dudosa legalidad. Si la primera campaña de reserva puso las cosas difíciles a algunos usuarios, lo difícil se ha convertido en casi imposible para un sector cada vez mayor. Unidades agotadas en segundos en Fnac y Amazon y casos como los métodos de pago bloqueados en Worten demuestran que el interés masivo por hacerse con una PS5 el pasado 3 de diciembre fue más allá de 'lo normal' con un aumento de compradores que no buscan la consola, si no su reventa.

 

Especialmente claro es el ejemplo de la página web de Videojuegos GAME, que una hora antes de abrir la campaña de reserva las 00:00 de la noche del 3 de diciembre ya se encontraba caída con el logo 'en mantenimiento'. Una situación que se perpetuó hasta pasada la hora de apertura y que según un usuario de twitter que logró la hazaña de reservar su consola, no empezó a funcionar con normalidad hasta las 2:23 de la madrugada. Todo apunta a una afluencia masiva de bots como los usados por los especuladores británicos el 23 de noviembre en Reino Unido.

 

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¿Una industria sana?

El hecho de que las reservas se agoten tan rápidamente y haya una demanda tan alta de consolas de nueva generación podría indicar que estamos ante un gran momento para la industria, pero no hay más que echar un ojo a páginas y tiendas de venta de segunda mano para ver que no es así. Paquetes que llegan sin la consola prometida conteniendo en su lugar ladrillos o material barato, PS5 y Xbox Series X 'de segunda mano' a más de 1200 euros y tiendas que alimentan la especulación comprando las consolas muy por encima de su precio demuestran que algo no está funcionando como toca en esta forma de venta online. 

 

Más allá de los problemas obvios para cualquiera que esté intentando hacerse con una consola de nueva generación, la especulación y la reventa a precio desorbitado pueden tener consecuencias nefastas de cara a futuros lanzamientos y sus prácticas comerciales para el usuario. De cada consola que se revende, Sony y Microsoft comparten los 500 euros de venta con las tiendas, plataformas y compañía de mensajería, a los que hay que descontar gastos de producción, gastos derivados e impuestos. Los especuladores, mientras, sacan de 300 a 700 euros según lo pardillo que sea el nuevo comprador. Todo ello, obviamente, en negro y sin ningún gasto más allá de la 'inversión' a riesgo cero. No es difícil pensar que, si una inmensa cantidad de compradores de día uno están dispuestos a pagar el doble o más por una consola de salida, Sony y Microsoft puedan replantearse sus políticas comerciales y contratacar con precios más altos en futuras versiones y actualizaciones de sus modelos de consolas. 

 

Lo peor de todo esto, más allá de una más que posible subida de precio de la tecnología de cara al futuro por culpa de la alta demanda, es que la situación no parece que vaya a solucionarse a corto plazo. Cada campaña de reserva llamará a nuevos y reincidentes especuladores a copar las webs por todos los medios posibles para sacarse en unas horas un buen puñado de euros. Mientras el usuario medio, el objetivo real, se pasa la noche en vela por un horario draconino ideado con el fin de no afectar al buen funcionamiento de la web durante el día para no perder ventas de otros productos en la campaña de Navidad. ¿La única solución? No hacerle el juego a estos revendedores y no pagar ni un céntimo más por un producto de segunda mano sin garantía y que afecta negativamente a la salud de la industria. La solución está en nuestras manos, y creedme, no merece la pena pagar de más, y menos a esta gentuza.

 

¡Nos leemos!


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