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El pasado japonés como próxima tendencia en videojuegos

Serenidad, nobleza y batallas estudiadas
Por Brenda Giacconi

Templanza, prudencia y honor. Posiblemente los adjetivos que más caractericen el argumento de la próxima tendencia en el sector de los videojuegos. La mirada del desarrollador se ha centrado, durante mucho tiempo, en la cultura eurocentrista, con una clara predominancia del pasado griego y romano. A pesar de que muchos elementos de esta mitología aún permanecen sutilmente como meras menciones en muchos títulos, el protagonismo se ha desplazado. Y los samuráis, guerreros de corazón noble, se han posicionado como la siguiente temática a tener en cuenta, pero no solo como excusa para cambiar el contexto de una partida, sino también como una alteración que afecta a la jugabilidad, a la perspectiva y, sobre todo, a la batalla.

 

Tras la aparición de una obra rompedora, tienden a surgir títulos curiosamente parecidos a la misma, como si la originalidad siempre fuera de la mano de una nueva moda que invita a la creación de copias, en muchos casos, vacías. La última moda que todavía estamos experimentando se encuentra en el contexto nórdico, un panorama que ha atraído a diseñadores de videojuegos con títulos como el último God of War y el futuro Assassin’s Creed: Valhalla. Sin embargo, tiendo a pensar que, después de la próxima entrega de Ubisoft, el ámbito vikingo se dejará de lado temporalmente para incluir el pasado japonés, del que ya hemos podido experimentar algunos ejemplos de su potencia narrativa.

 

Nioh y la mitología japonesa

 

El sector se intenta alejar de aquello moderno que tanto relacionamos con el país nipón, elementos que van desde los hechizos infinitos en las escenas de lucha hasta los personajes de estética anime y cánones físicos imposibles. Se observa la crudeza de tiempos anteriores, épocas marcadas por la guerra por dominios y saqueos sangrientos, aunque tampoco se descartan las pinceladas mitológicas. Por citar unos ejemplos recientes, Nioh sorprendió al presentar una historia en el periodo Sengoku, pero aderezada con tintes fantásticos oscuros, tales como los conocidos yokai. Y esta fórmula fue lo suficientemente exitosa como para sacar una segunda entrega este mismo año.

 

En cuanto a una nueva perspectiva en el ámbito de la batalla, From Software escogió la misma etapa histórica para seguir la línea de sus peleas prudentes y estudiadas con Sekiro: Shadows Die Twice. Por último, Sucker Punch ya ha abierto el apetito del público por Ghost of Tsushima, que además de concretarse en el periodo Kamakura, desentendiéndose así de aquellos elementos populares que se muestran en el cine, también presta una enorme atención a la simbología de la región.

 

Sekiro: Shadows Die Twice

 

Aunque gran parte de los videojuegos se caracterizan por la rapidez en la decisión y las escenas de lucha desenfrenadas (en ocasiones enfrentándonos a varios NPC al mismo tiempo en una irrealidad muy disfrutable), el pasado japonés ofrece algo completamente distinto. Los samuráis que surgen en los periodos mencionados anteriormente se alzan como una figura guiada por el honor y cuyas batallas son casi analíticas. Dejamos atrás la fantasía archiconocida de las mitologías grecorromanas, y la barbaridad inherente de los vikingos.

 

Ahora, se propone una perspectiva diferente que invitará al jugador a seguir unas reglas basadas en la serenidad del individuo y las luchas no por sangre, sino por nobleza, donde cada movimiento deba ser estudiado para asegurarse la victoria. Esto no quita que otras culturas sigan pareciendo fascinantes a ojos tanto de desarrolladores como de usuarios. Pero sí demuestra un punto de vista más calculador y serio, sin dejar de lado el entretenimiento que nos ha traído hasta aquí, dentro de un medio cada vez más maduro.


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