El museo de Animal Crossing New Horizons es un canto a la vida

Todos los edificios presentes en el primer mes de Animal Crossing New Horizons despiertan amor, cariño y pasión por el detalle, pero hay uno que destaca por encima del resto. A poco que hayáis atendido a las demandas del buen pastor Tom Nook, habréis recibido la visita del señor Sócrates, que llega a la isla con el que seguramente sea el proyecto a largo plazo más ambicioso en nuestras partidas: la complimentación de su museo. 

 

Hay que rellenarlo con todo el conjunto de especies (peces y bichos) y fósiles que podremos encontrar por toda la isla, o en su defecto en aquellas que visitemos. No es algo que pueda lograrse de un día para el otro, partiendo de algo tan básico como que la fauna atiende a temporadas (hay animales que, por ejemplo, aún no han aparecido) y al hemisferio en el que nos encontremos. También se pueden recibir ayudas de otros jugadores y vecinos, dejando claro que esto es un proyecto comunitario de cierta magnitud. Por eso merece una recompensa a la altura, y vaya si la tiene.

 

 

Desde el primer momento en el que pisamos el hall principal, queda claro que el museo de este Animal Crossing tiene horas de diseño puestas en él. No hablo a un nivel de estricta programación, sino también a una escala más estructural; el recinto atiende a normas organizativas propias de un museo de verdad, hasta el punto que me atrevería a decir que en el desarrollo se ha contado con opiniones expertas en el diseño de museos. La distribución de las especies, la organización de las rutas, los carteles informativos, todo desprende la supervisión de ojos expertos. 

 

La sección de los fósiles es la que más me gusta, también por el mensaje que esconde. Aparte de distribuirse por épocas evolutivas y por tipos de muestra (las grandes especies del Triásico tienen reservada la sala más grande, para poder lucirse en todo su esplendor), se dibuja un camino que empieza por la muestra unicelular más diminuta hasta el presente, con una última sala en la que un espejo representa las siluetas de los animales que podemos encontrar en la isla, incluidos nosotros. Es un bonito mensaje de unidad y harmonía, una manera de decir que todos venimos de lo mismo.

 

 

 

Y por eso el museo de Animal Crossing se merece una mención aparte, por reflejar la mejor cara de este juego. Un título atípico, que nos incita a no correr, a disfrutar de los pequeños pasitos y del día a día, y que está convenciendo a gran parte de la audiencia. En definitiva, dadle todo el amor que desprende, aunque sea por pura cuestión de justicia. 

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