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El mal del mundo abierto

Cuando todo aburre tras ciertas horas
Por Tipo de Incógnito

Mafia III es un juego la mar de interesante por muchas razones. Desde el primer minuto, su representación del racismo y de la sociedad de EEUU, de Nueva Orelans y de los años 60 es algo que entretiene por sí mismo, a la vez que incomoda un montón. Su historia, sus personajes, su música, sus escenarios y hasta los detalles de su jugabilidad giran en torno a todo esto. Con deciros que la policía no acude tan rápido a los barrios pobres y que en los ricos el mero hecho de mirar en la basura les hace ponerse violento creo que os lo digo todo.

 

Esto es fantástico hasta que pasan las horas. Cuando llevas unas cinco o seis horas, quizá algo más, en Mafia III, algo empieza a oler mal. Cuando echas otro par de horas, eso empieza a apestar y a cansar y, la verdad, no apetece seguir jugando ni para saber cómo se resuelve todo el tema de Lincoln y compañía. ¿Cómo es posible estropear algo así tan rápido y dejando con tan poquitas ganas de seguir? Porque los bugs y demás bobadas no me habían molestado hasta entonces siquiera...

 

Como siempre, los mundos abiertos son un problema que solo empresas con unos medios absurdos o que limitan el alcance de dichos mundos pueden hacer bien. Incluso si Skyrim o GTA V se vuelven algo repetitivos con las horas, tienen contenido y situaciones nuevas esparcidas con suficiente margen para revitalizar el juego y no sentirse uno abandonado. Este no es el caso de Mafia III, que lo da todo en sus primeras horas y que no se molesta demasiado en las siguientes.

 

 

Es una cuestión de presupuestos, por supuesto, pero también de los jugadores. Está demostradísimo que ni dios se acaba los juegos, razón por la que tantos estudios hacen juegos que arrancan de lujo, pero que luego se nota que están hechos con dejadez o con prisas porque se les acaba el tiempo y, bah, qué importa el final si ni dios llega ahí. Recordar Killzone Shadow Fall, que tenía espacios abiertos y novedades en las primeras 3 horas y que luego era peor incluso que Killzone 3, que ya es difícil. 

 

Es el mal de los mundos abiertos, que suma sus propios problemas a los que ya tienen otros juegos. Si de por sí mantener el ritmo es difícil en una historia lineal y con mapas seguidos, imaginad en un mundo abierto donde los jugadores pueden hacer lo que les salga del nardo y perderse la narrativa casi por completo. Si se te acaban las ideas para crear nuevas misiones, además de este inconveniente, pues apaga y vámonos.

 

Realmente parece como si la industria del videojuego no entendiera que el mero hecho de poder hacer algo no significa que debamos hacerlo. Estoy seguro de que yo puedo comerme cinco pizzas sin morir, pero no creo que lo haga jamás. Y por eso quizá tampoco deberían existir tantos juegos de mundo abierto, porque está claro que no son mejores juegos por el simple hecho de tener mapas gigantes por los que conducir y atropellar gente. Esto ya no funciona ni con GTA, caray, ¿por qué iba a hacerlo con uno de sus imitadores?


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